Vistas de página en total

miércoles, 16 de enero de 2008

Mi nuevo guión

NO SON MÁS QUE MATICES DIFUMINADOS

“He took a face from the ancient gallery”
Jim Morrison

ACTO I: “FANTASMA”

(Todo el escenario está a oscuras.)
VOZ DE MUJER: Samhain. Samhain. Samhain. SamhainSamhainSamhain.
(Más voces de mujeres, cada una con un tono de voz diferente al resto, se van sumando progresivamente. Cada vez repiten la palabra más rápido y a mayor volumen.)
VOCES DE MUJERES: SAMHAINSAMHAINSAMHAINSAMHAINSAMHAINSAMHAIN…
(Ahora las voces se van extinguiendo una a una, mientras la primera voz persiste. Cada vez grita la palabra con más fuerza. Al final su voz se vuelve muy desgarradora.)
VOZ DE MUJER: ¡¡¡Saaaaaamhaaaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!!! ¡¡¡SAAAAAAAAAAAAAAAAMHAAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINN!!!
(Cuando cesa, se encienden las luces. El escenario es una galería. La pared esta llena de muchos cuadros de marco lujoso, con retratos al óleo. Hay exactamente 108 cuadros dispuestos de forma más o menos regular, con un tamaño no exacto, pero si cercano, entre todos ellos. Hay poco espacio de pared a la vista, y el que se ve es gris antiguo. Contiguos hay dos grandes sillones rojos, una pequeña mesa redonda con una botella y una copa, y en un lateral, tocando con la pared de los retratos, una chimenea encendida. El crepitar de las llamas se escucha bajo. Hay pilas de libros por el suelo, algunas montadas y otras desperdigadas. Incluso hay algunos en los sofás. Por la izquierda aparece Sangtraït con una flamante bata negra de terciopelo, y lleva una inquietante máscara roja. Los ojos y boca de la máscara son negros, haciendo un mal gesto. La boca esta muy abierta y forma una mueca desagradable. Parece como si estuviese gritando.)
SANGTRAÏT: Una noche de Halloween como otra cualquiera, confortablemente entre libros, fuego y amigos. Aunque estén colgados de un cuadro en una galería. Y ellos, como yo, como vosotros, han visto a los espectros.
(Entra Simón por la derecha, vestido con cazadora, vaqueros y camiseta negra. Melena negra. Ambos tendrán 20 años. )
SIMÓN: ¿Tío, qué haces sin prepararte? Vamos a dar una vuelta, es la noche de brujas.
(Sangtraït se le queda mirando fijamente a través de la máscara.)
SIMÓN: Venga, quítate eso. No pensarás ir toda la noche con eso en la cabeza, vaya puto infierno… (Observa unos instantes la habitación y el fuego de la chimenea) Bueno, no tanto como éste sitio.
(Sangtraït se quita la máscara. Vemos a un joven de casi 20 años de larga melena rizada negra, gafas y barba.)
SANGTRAÏT: Halloween no existe para mí. Y además, ¿Por qué debería de salir? Los fantasmas de ahí fuera no son de verdad. Sólo son críos disfrazados. Estoy muy mayor para andar buscando a Pipkin por ahí .
SIMÓN: Sangtraït, te pasas la vida entre éstos cuadros y todos éstos libros. Sal al menos esta noche, tengo alcohol de ese que levanta muertos y hay un montón de quinceañeras morbosas esperándote.
SANGTRAÏT: No son más que putas a las que les falta alguna extremidad y tienes la sensación de follarte una pieza de tetris.
SIMÓN: Da igual. Vámonos ya, chico. Si vamos por el paso de Saint Gotthard llegaremos a tiempo y podremos atemorizar a algunas cuadrillas de niños.
SANGTRAÏT: Está bien…. Dame un segundo para disfrazarme. Por cierto, ¿Tú no te disfrazas?
SIMÓN: No tengo nada que ponerme...
SANGTRAÏT: Espera a que me vista yo y enseguida te buscamos un disfraz. Tengo unos cuantos.
SIMÓN: De acuerdo, te espero fuera. (Simón sale por el lateral).
SANGTRAÏT: Así que al final salimos…Bien. ¿Qué disfraz será el más apropiado para esta noche espectral? Deberíamos echar un vistazo antes al cielo.
(Arranca de golpe unos cuantos cuadros como si fuesen papel, dejando un agujero en la pared. Se ve la luna roja brillando y no hay estrellas ni nubes)
SANGTRAÏT: La luna brilla en tono bermellón, eso quiere decir que se ha vertido o se está vertiendo sangre. Me alegro…En algún lugar bajo la Luna Cazadora está muriendo alguien. Creo que el disfraz no podría ser más apropiado…”Muerte Roja”.
(Tiene la mano abierta delante de un cuadro. En el aparece un feo rostro cadavérico, blanco por la palidez y rojo por la sangre. Una capucha roja sobre el cráneo y se deja entrever que viste un sudario escarlata, pues el retrato es de pecho para arriba.)
SANGTRAÏT: Sí…tienes que ser tú. Nunca te he llevado en mí, y esta noche es la ideal. Sí…
(Se va alejando lentamente, siempre con la mano extendida en dirección al cuadro. Con la otra mano rebusca entre un montón de libros desperdigados cerca de la chimenea hasta dar con el adecuado. Con esa misma mano lo abre y lo sostiene delante. Se acerca un poco más, hasta que su mano izquierda casi toca el cuadro.)
SANGTRAÏT: Las antiguas palabras de Poe te crearon, Máscara de la Muerte Roja. (Leyendo).

“Su figura, alta y flaca, estaba envuelta en una mortaja. La máscara que ocultaba el rostro se parecía de tal manera al semblante de un cadáver ya rígido, que el escrutinio más detallado se habría visto en dificultades para descubrir el engaño. Cierto, aquella frenética concurrencia podía tolerar, si no aprobar, semejante disfraz. Pero el enmascarado se había atrevido a asumir las apariencias de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada de sangre, y su amplia frente, así como el rostro, aparecían manchados por el horror escarlata.”

Yo te invoco, sudario escarlata, para que me acompañes esta noche, y me des tu poder.
(El cuadro brilla en tono rojo y parece palpitar con mucha intensidad. Todo se oscurece completamente).
VOZ DE MUJER: ¡¡¡Saaaaaamhaaaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!!! ¡¡¡SAAAAAAAAAAAAAAAAMHAAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINN!!!
(Se cierra el telón).

ACTO II: “EL PUENTE DEL DIABLO”

(El escenario es un paso entre montañas, parecido a un largo puente de piedra . No hay vegetación. Al fondo se ven montañas de gran enormidad, con picos puntiagudos. En una de ellas se ve un poblado iluminado, que es adonde lleva el paso. El cielo está oscuro y la luna roja. Hay una calabaza de Halloween iluminada en un lateral. Sangtraït y Simón están en el paso, caminando, pero están disfrazados. Sangtraït va de Máscara de la Muerte Roja, como ya se explicó en el primer acto: Cara pálida y ensangrentada, ojos oscurecidos, sudario blanco también teñido de escarlata y la capucha sobre la cabeza. No hay barba esta vez. Simón va como el fantasma de Canterville. Camisa roja estilo siglo XVII vieja y desgastada, pantalones verdes con rotos y jirones aun más desgastados, botas negras, y grilletes oxidados en muñecas y tobillos. Muy pálido y avejentado, ahora su melena es gris y alborotada, con los ojos inyectados en sangre. Ambos caminan ligeros, como fantasmas.
SIMÓN: ¿Era necesario vestirme así?
SANGTRAÏT: ¿Qué dices? Eres Simón de Canterville , la compañía perfecta para La Muerte Roja. Además, ¿no querías que asustásemos a niños? Seguro que en breve nos encontramos con algún grupo.
SIMÓN: No me gusta disfrazarme. Lo odio. Me quita personalidad.
SANGTRAÏT: Pues bien que querías que yo me disfrazase…
SIMÓN: A ti te queda mejor. (Lo mira de arriba abajo) Sobre todo ése…Por cierto, creo que esta noche salía Maitane.
SANGTRAÏT: No sé quién es.
SIMÓN: Una polla no. La gótica con la que has estado quedando éstos últimos días, después de lo de… Ya sabes qué.
SANGTRAÏT: ¿Cómo sabes eso? ¿Te lo ha dicho ella?
SIMÓN: Más o menos. Oye, a mí no me importa, pero no puedes hacer lo que haces últimamente. Encerrarte en tu búnker leyendo y perdiendo amistades sin parar, y traumatizar quinceañeras y adolescentes. ¿No te das cuenta de que no te queda nadie?
SANGTRAÏT: Estás hablando demasiado y si no dejas de hacerlo esto puede acabar muy mal.
SIMÓN: Es lo único que sabes hacer. Gilipollas.
(Los dos se detienen en seco).
SANGTRAÏT: Esto se ha acabado, tú también eres como el resto…
(Sangtraït agarra la cara de Simón con una sola mano. Éste apenas se mueve y se desploma en el suelo. De espaldas a él, un grupo de cuatro niños de diez años disfrazados hace presencia y observa toda la escena en silencio. Llevan cutres sábanas para indicar que están disfrazados de fantasmas, y bolsas naranjas de caramelos.)
SANGTRAÏT (Recitando): “Y entonces reconocieron la presencia de la Muerte Roja. Había venido como un ladrón en la noche. Y uno por uno cayeron los convidados en las salas de orgía manchadas de sangre y cada uno murió en la desesperada actitud de su caída. Y la vida del reloj de ébano se apagó con la del último de aquellos alegres seres. Y las llamas de los trípodes expiraron. Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo.”
NIÑO 1: ¿Qué le has hecho?
NIÑO 2: ¡Asesino!
SANGTRAÏT: Nada que no pueda haceros a vosotros también. Ya sabéis, la Muerte Roja domina este puente.
NIÑO 3: ¿De qué vas disfrazado, de tampón?
NIÑO 4: Que va, ¿no ves que va de compresa? Y su amigo el muerto va de hamburguesa, ahí tirado en un charco de tomate.
SANGTRAÏT: Por Dios, vaya críos de mierda. ¿Cuántos años tenéis? Sólo os falta gritar patéticamente aquello de “Truco o trato”.
NIÑOS: ¿¿¿Truco o trato???
SANGTRAÏT: Dios, qué gilipollas… ¿Queréis un truco? ¿Creéis que podéis intentar asustarme? ¿O queréis que os dé caramelos?
NIÑO 1: Podemos asustarte…mejor dicho, Brian puede hacerlo. Tiene poderes.
NIÑO 2: Así es, los tengo. Puedo hacer que cualquier deseo que me pidan se haga realidad.
SANGTRAÏT: Un mago…ya veo. En Halloween florecen como moscas. Bien, haz mi deseo realidad y asústame, si puedes. Si no…
NIÑO 2: Si no… ¿Qué?
SANGTRAÏT: Yo seré quien te asuste.
NIÑO 2: Me parece bien. ¿Cuál es tu deseo? Aunque creo que lo sabemos ya.
SANGTRAÏT: ¿Ah, sí? ¿Lo sabéis?
NIÑO 4: Soy el hermano de Maitane, y tú la rondas mucho.
SANGTRAÏT: Vaya… (Ríe divertido) ¿Y tú como sabes que soy yo?
NIÑO 4: La veo con un tío que siempre está sangrando. Y por las noches, la escucho llorar. Pero eso no me importa, supongo. Lo que quieres es que se enamore de tí.
SANGTRAÏT: ¿Llora por las noches? Eso es porque no quiere pasarlas conmigo…
NIÑO 2: No puedo hacer que se enamore de ti. No porque no tenga ese poder, que lo tengo, sino porque no es ético y yo soy sólo un niño, no puedo hacerle semejantes putadas a la gente.
SANGTRAÏT: Nadie lo ha pedido. ¿Puedes hacer que se encoñe?
NIÑO 3: ¿Qué ha dicho?
NIÑO 2: Sí, puedo hacerlo.
SANGTRAÏT: Con eso me vale.
NIÑO 3: No me entero de nada.
NIÑO 2: Ya debería de estarlo. ¿Dónde están los caramelos?
NIÑO 1: Danos caramelos. Y no te folles a la hermana de David.
NIÑO 4: ¿Entonces para que quiere que mi hermana se encoñe de él? Anda que...
SANGTRAÏT: Unos críos como vosotros jamás entenderéis algunas cosas. ¿Queréis caramelos? No llevo bolsillos…Pero yo también hago magia. (Con la mano izquierda agarra al Niño 1 y con la derecha al Niño 3, a ambos por el cuello y fuertemente. Gritan. Los otros dos niños se agitan sorprendidos pero no dicen nada. Un relámpago brilla durante una fracción de segundo por todo el escenario y acto seguido todo se queda a oscuras. A los dos segundos suena un fuerte trueno).
VOZ DE NIÑO 4: ¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!
(El escenario vuelve a iluminarse. Niño 2 está sentado en el suelo, asustado. Niño 4 está de pie observando a Niño 1 y Niño 3, que se han convertido en estatuas blancas. Son de azúcar ahora).
NIÑO 2: ¿Pero qué les ha hecho? ¡Esto es…!
NIÑO 4: Azúcar, es azúcar…Ya le has oído antes de irse. Vaya hijo de puta…
NIÑO 2: ¡Pero míralos! ¿Cómo ha podido hacer esto? Ni mis poderes podrían hacer algo así.
NIÑO 4: No os podéis comparar. Llevo tiempo observándole y creo que no hay casi nada que no pueda hacer. Sólo qué… ¿Recuerdas lo que dijo? Ratones de azúcar bajo la lluvia. Y está empezando a llover. Tenemos que llevárnoslos de aquí, o se diluirán. Y eso sí que sería terrible.
NIÑO 2: Es…tan cruel… Tenemos que ir a por él, antes de que le haga algo peor a tu hermana. ¡Y su amigo! Lo mató delante de nosotros, aquí mismo… (Se gira buscando el cuerpo de Simón, que ya no está). Coño…¡¡¡no está!!!
NIÑO 4: Es inútil. Me lo dijo mi hermana. Si Sangtraït quiere hacer algo, lo hace, y nadie puede igualar su poder. Simplemente no se le puede hacer frente. De todas formas, no te preocupes por mi hermana. Ha pasado mucho tiempo con él y sigue viva. Lo que tenemos que hacer ahora es llevarnos a éstos dos caramelos a un sitio seguro, y rezar.
NIÑO 2: ¿Por qué anda tu hermana con semejante tipo?
NIÑO 4: No lo sé ni quiero saberlo. Tanto mi hermana como él son bastante diferentes a nosotros. Tú coge a Quim y yo a Jules, ¡vamos!
(Cada uno coge una de las estatuas y la lleva en sentido horizontal. Desaparecen por un lateral del escenario mientras se escucha ruido de lluvia cayendo. Se cierra el telón).


ACTO III: “MATICES DIFUMINADOS”

(El escenario es un bosque típico. Árboles y vegetación, y un río dibujado en el decorado, serpenteando entre los árboles. No se ve el cielo y menos la luna. Maitane y Sangtraït están allí. Maitane viste gótica, con corpiño negro y maquillaje oscuro. Falda negra y grandes botas negras también. Debe de tener 16 años y pelo largo negro, con flequillo rojo. Es guapa pero inquietante. Esta sentada sobre una gran roca. Sangtraït está de pie frente a ella, ya sin máscara. Se escucha de fondo el ruido de la lluvia, pero no llueve sobre ellos).
MAITANE: Así que te has encontrado con mi hermano y sus amigos. ¿Qué les has hecho?
SANGTRAÏT: Nada. Te he traído un caramelo, por ser la noche que es.
(Saca algo de debajo de la túnica y se lo da. Es carbón negro de azúcar, pero con forma de ratón).
MAITANE: Gracias… No quiero saber de dónde lo has sacado. ¿A qué has venido?
SANGTRAÏT: El ratón no es para que te lo comas, es para dejarlo al aire cuando llueve y observar como se diluye lentamente. Creí que te gustaba hacer esas cosas.
MAITANE: No soy yo quien hace sangrar a sus amigos sólo porque él no puede parar de hacerlo. ¿No tienes lo suficientemente reciente el funeral de Sofía? Gilipollas…
SANGTRAÏT: Parece que últimamente todos pensáis lo mismo… ¿Sabes una cosa? Creo que tenéis razón.
MAITANE: Vaya sorpresa que seas tú el que lo diga. ¿Qué te ha pasado? Es más…Cuando te he preguntado por qué has venido no has respondido. Me gustaría que lo hicieras. Después de todo, eres tú.
SANGTRAÏT: Pues…esta noche me duelen demasiadas heridas. La de Sofía, la de Simón, las de los cuadros, las de los niños, todas las demás que ya sabes, la tuya…
MAITANE: Las de los cuadros…Nunca nadie te perdonará por eso. Has hecho mucho daño, tanto a ti mismo como a muchas personas, amigos tuyos… Y a cambio tienes una galería estupenda…de gente muerta.
SANGTRAÏT: No son muertos, son personajes literarios. Y gracias a mi poder puedo obtener la apariencia y habilidades de cada uno de ellos. Lo que vas a decir ahora podrías ahorrártelo…
MAITANE: Son las almas de tus amigos muertos. No puedes seguir negándotelo a ti mismo. Siempre es igual. Te atacan a ti, pero sangran tus amigos. ¿Acaso te queda alguno?
SANGTRAÏT: Yo… no creo que eso sea así siempre. Sí sé que cada vez que intento hacer algo bien, sale mal y pierdo a alguien. Pero mira todo esto. ¿Qué es? ¿Realmente vivimos en una montaña? ¿Qué pasa con los recuerdos de la ciudad? No creo que sea yo el único culpable de este infierno.
MAITANE: No necesita ser real para existir, eso es algo que tú me has enseñado. Creo que, en los últimos tiempos que he pasado contigo, las cosas que han existido, que hemos visto, que hemos hecho, que hemos creado, que hemos matado, que hemos escuchado, que me has enseñado, que te he buscado…creo que sabíamos que nada de eso era real. ¿Sabes lo que pienso? Esto es la consecuencia, la fractura de la vida en la sombra. Cuando se pasan tantos años en la oscuridad voluntariamente, al final algo así tiene que pasar. Este mundo…lo has creado tú.
SANGTRAÏT: Sí…en el fondo lo recuerdo. Pero quería saber si tú lo sabías. Esta corriente de destrucción… ¿Por qué no se acaba? Lo he perdido todo ya. Pero tú no, tú deberías poder salir de aquí. ¿Lo has intentado?
MAITANE: Sí, lo he intentado, pero no puedo mientras tú sigas con vida.
SANGTRAÏT: Vaya ironía, (ríe sin humor) esto no es vida.
MAITANE: Es TU vida, tal como tú la has dejado ser, tal como te has dejado ser. Y si antes había un Sangtraït que me hacía reír y era la mejor persona de aquel mundo, ahora el Sangtraït que hay es un cabrón que lo domina todo, y ninguno de los que llegan a ser sus amigos está a salvo de su destino de sangre. Y, ¿sabes? Estoy un poco harta ya.
SANGTRAÏT: El otro sigue existiendo…Bueno, seguía. Era Simón. Él era la parte buena de mí, ya sabes, la de antes. La que el mundo no corrompió. Simón era…el mejor. Pero por mi culpa se convirtió en un fantasma. Prisionero dentro de mí…prisionero de mi parte malvada, ésta que ves, Maitane, ésta que es la única que queda. Yo no pedí ser así… por eso lo he matado.
MAITANE: ¿Qué has matado a Simón? (Ríe) Ojalá…Es un fantasma, ya está muerto. Si lo que querías era liberarlo, no es posible. Los fantasmas no dejan de existir hasta que acaban lo que tienen que acabar, un tío que ha leído tanto como tú tiene que saberlo. La única forma de dejarlo libre, y de paso también a mí, sería que tú murieras. Ahora Simón habrá vuelto a su hueco Cantervilliano en tu galería, a descansar. Otro día te irá a buscar y tu infernal rutina empezará otra vez. Vaya bucle estás hecho.
SANGTRAÏT: Lo sé…lo sé.
MAITANE: Por favor, necesito saberlo. ¿Hay razón exacta para que el puto amo que eras antes se convirtiese en el heraldo de muerte que eres ahora?
SANGTRAÏT: Mi nombre mismo lo es. Sangtraït. Sangre traicionada. Cuando las personas cercanas a ti te traicionan, tu inocencia y alegría se queman y nace en ti el odio y el rencor. El deseo de venganza llega a consumirte, y el daño que sientes por dentro se reflecta en el exterior, y acaba por herir a los que te rodean. Y así se crea una espiral de destrucción que cuanto más quieres evitar más quema. Y antes de darte cuenta, tus amigos sangran y sufren por tu culpa. Entonces te cuestionas quién es el verdadero villano. El objetivo de tu venganza, del que apenas sabes nada, o tú mismo, que causas dolor a tu alrededor y eres el que más sufre. Entonces, haces lo que cualquiera haría en esa situación. (Se acerca a Maitane).
MAITANE: Tengo miedo. No sigas, por favor.
SANGTRAÏT: Tienes que verlo. (Susurrando).
MAITANE: Oh, Dios…
(Sangtraït se arranca el sudario de un tirón y se queda completamente desnudo. Su pecho esta rojo y sangra mucho. Levanta sus muñecas, también rojas y sangrantes. Abre las palmas de las manos y se las muestra a la chica).
SANGTRAÏT: Esto, y no más, es lo que hay, es lo que soy, en este lugar.
MAITANE: (Llorando) Idiota…idiota…¡¡¡IDIOTA!!!
SANGTRAÏT: Y entonces, cuando te cortas las venas y no te mueres por mucho que sangres, descubres que aún tienes mucha sangre contaminada por expulsar, dentro de tu cuerpo. Y mientras agonizas, descubres que te has convertido en el tipo de personaje que tanto has encontrado en libros, películas, cómics y demás fauna. El flipado que gracias a su imaginación y sus ganas de matar, desarrolla poderes cuando está a las puertas de la muerte, dulce muerte que no puedo alcanzar, y que puedo viajar por el infierno y el cielo a voluntad, hasta que caigo aquí. En este mundo que yo he creado, con el puente de Saint Gotthard, el salón bohemio, con chimenea y lleno de libros, la galería de personajes literarios muertos con la que intento sustituir a tus amigos, los amplios pasos de montaña que siempre me gustaron, éste bosque viejo en el que estamos, tú… Todo eso lo he puesto yo. Y lo que más he puesto es paciencia, para que éste cuerpo que se queja termine de vomitar la sangre traicionada y pueda descansar en paz.
MAITANE: Tú…tú ahora…no eres Sangtraït…no actúas como él. Tú ahora eres Simón. Simón de Canterville, el fantasma que no podía descansar en paz. Sin embargo, en el cuento lo conseguía…Había un método. Lo recuerdo. Era…
SANGTRAÏT: No, Maitane. Ya…no tiene sentido. Yo sólo quiero morir, pero no de esa forma, no felizmente. Tengo que quedarme aquí donde ya no queda casi nadie por dañar, y desangrarme hasta desvanecerme, como un matiz que se difumina. A lost forgotten sad spirit ... Si alguien tiene que recordarme, que sea así. Lejos de todo, solitario, y tragándome el rencor. Tú…debes irte, y rápido. Algo llegará pronto y no será bueno.
MAITANE: ¿Quién? ¿Samhain?
SANGTRAÏT: Algo todavía peor que eso. Hay una salida si sigues el puente de Saint Gotthard a la inversa. No te perderás, sigue el rastro de azúcar en el suelo. Llegarás a un camino, y a partir de ahí, tú misma…depende de ti llegar al final o no.
MAITANE: Quiero que vengas. Todo eso que he dicho sobre ti…Joder…Lo siento. C…Ch…
SANGTRAÏT: Eso ya no existe… ahora soy sólo Sangtraït. Volveremos a vernos, algún día.
MAITANE: ¡¿Por qué tienes que mentir ahora en eso?!
SANGTRAÏT: No lo sé… (De frente al público, desnudo) No lo sé. De todas formas, aquí no somos más que matices difuminados.
(Se cierra el telón para siempre, mientras suena The Spirit Carries On de Dream Theater).

FIN

A Maitane.
Y a los demás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

qué grande eres escribiendo tio!
no lo dejes!

muxuu

Krisiss dijo...

Aun no habia leido esto, en quien te basas para maitane? ( por cierto q nombre mas raro^^.Parece alguien importante para ti... bueno ya hablaremos por mail, besos

Anónimo dijo...

Yo también me pregunto quién es Maitane :)

Yo no suelo escribir sobre personas...

Denoto influencia de Allan Poe :) ¿Sabes cómo me gustaría más este escrito? En prosa. Sería fabuloso. Me gusta mucho, de verdad. Es toda una metáfora de la vida -o así lo entiendo yo-. Me encanta tu personaje.

Cuéntame más sobre la historia ^^