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domingo, 30 de diciembre de 2007

2007 y yo (Youu can feel the waves coming on, it's tame to take the time)

Se acaba éste año,sin duda el más completo y ecléctico para mí. Empezó como acaba, en este blog que tanto me ha dado y al que tan poco caso le he hecho a lo largo del año. A poco de comenzar Enero, trajo consigo una historia maravillosa, sin duda la mejor de mi vida, y que cómo no, ha terminado mal. La mayoría sabéis de lo que hablo. Con todo, y por mucho rencor o lo que sea que haya ahora, ha merecido la pena. Sin duda. Ahora soy una persona diferente, no sé si mejor o peor, pero esta persona sólo puede esperar y tener fé en que se repita. La tengo. O no, quién sabe.

Académicamente no he hecho nada. Sí, ha sido la continuación de mi año sabático, hasta septiembre que he empezado un módulo que odio y que tendré que dejar, porque me hunde cada vez más en la miseria. Pero es un riesgo muy grande. No creo que ahora tenga más valentía, pero sí más indiferencia, por eso el hecho de que haya arriesgado más cosas puede dar una imagen equivocada de la magnitud de mi coraje. Creo que sigue siendo pequeño. No hay que confundirlo con la inconsciencia, porque al fin y al cabo sólo soy un pelocho, como diría aNNa, de 20 años. Como dice mi padre, tengo todos los defectos. Cada uno puede pensar lo que quiera en base a los conocimientos que tiene sobre mí, nunca serán los suficientes. Sólo yo sé lo que soy capaz de hacer y lo que no. ¿Miserias? Más que nunca. Creo que era más feliz cuando era gilipollas. Al menos no se notaban tanto las carencias. En fin. Siempre he pasado de ir a un psicólogo. Quizá ahora tenga que hacerlo, pero si ya me cuesta trabajo mental ir a comprar el pan...Si, soy más inseguro que nunca, está demostrado. A ver cómo acaba.

Musicalmente, ha sido de largo el mejor año. He conocido mucha música nueva y diferente, de varios estilos que antes jamás habría escuchado. Sin duda, mi grupo favorito de este año ha sido Antònia Font, sin olvidarme de Dream Theater este último trimestre. Y los conciertos, insuperables. En muchos he vivido experiencias de otro planeta, con músicos de otra galaxia, y con sensaciones de otra religión. Cronológicamente he visto a *toma aire*: La Fuga, La Renga, Marea por segunda vez, Vhaldemar, Lauren Harris, Bloodsimple (aunque preferiría no haberlos visto xD), Stone Sour, Mastodon, Juliette & The Licks, IRON MAIDEN, Within Temptation, Berri Txarrak, Billy Talent, Kula Shaker, Fishbone, RED HOT CHILI PEPPERS (hijos de puta, por cierto), My Chemical Romance, The Ellas, I Love Ufo, Los Ronaldos, Muchachito Bombo Infierno, MACEO PARKER, Fito y Fitipaldis, New York Dolls, Biok, Idi Bihotz, The International Noise Conspiracy, METALLICA (el rato más espectacular, impresionante y acojonante de toda mi vida), Incubus, Burning, Fermín Muguruza & The Afro Basque Brigade, Barricada por segunda vez, LUJURIA por fin, teloneando a BARÓN ROJO por segunda vez (grababan dvd y yo soy uno de los colgaos melenudos de la primera fila, no lo veáis xD), Mägo de Oz, Symphony X, DREAM THEATER, Midnight Road y GOTTHARD. Alucinantes la mayoría de ellos. Larga vida al Rock n' Roll, y, añado, a la buena música en general.

En las amistades, ha sido el año que más personas interesantes he conocido. Eso sí, la mayoría por internet, porque me he encerrado bastante en casa. Meristation y Fotolog han sido los causantes. No me olvido de nadie. He aprendido mucho y sigo haciéndolo, y espero que la mayoría de vosotr@s sigáis ahí en 2008.

He perdido mucho. como siempre. Siempre pierdo.

En las amistades de carne y hueso, he conocido pocas, pero importantes. Y estoy perdiendo bastantes. Creo que cada persona debe decidir lo que es mejor para él y no para los demás, cómo se va a sentir mejor. Si para estar con cuatro personas tengo que estar con 20 con las que no quiero estar, que me hacen sentir mal, me hunden (a veces involuntariamente), cuando todo son inconvenientes, entonces no sé si quiero continuar así. Este punto esta siendo clave éstos días, y la decisión me temo que será muy radical. Perderé, pero creo que ganaré algo. Sigue dependiendo de mí.

En cuanto al arte, bueno...
Manga: Al comenzar el año estaba enganchadísimo a Naruto, pero lo he ido dejando en el momento más interesante. Me da pereza ponerme a bajar todos los capítulos de manga, básicamente. Pero no importa, porque al reengancharme a One Piece he descubierto que es la que más me llena, la que más sensaciones me da, en definitva, la mejor. Es uno de los principales motivos por el cual sigo aquí. Lo digo en serio.

Cine: El año empezó bien, con cuatro películas de Louis Malle que me dejaron temblando de lo buenas que eran. Pero no he visto mucho más destacable. Doy asco. Y la literatura parecido. Siempre he devorado libros, pero con los años me hago un vago de mierda. Doy mucho asco. No he escrito mucho tampoco, lo que se puede ver en este blog. Joder, qué asco doy. Y dibujos...pocos.

En fin, éste ha sido mi año. Soy una persona que poco a poco se va rindiendo en su lucha, pero que sigue aquí. Y que lucha con lo que puede. que es mucho menos de lo que podría hacer. Gracias a quien se lo lea.

Cuidaos, sed felices, cultivad vuestra alma, sed buenos con las personas,sed fieles a vuestro ideales, disfrutad, os tengo aprecio a la mayoría.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Cosmos Espiral Inmutable

- ¿Hasta dónde llegaremos en ésta vida?
- Bah, no pregunte y siga avanzando. Hay mucho más camino del que se ve en los periódicos.
- Ya llevo varios siglos avanzando, estoy cansado.
- Me parece excesivamente correcto, es más, está bloqueando el tráfico. Circule.

Dos hormigas en sus insectívoros trajes de astronauta charlan encima del panel de control de mi nave espacial. De una mirada las aplasto. Ya son demasiado tiempo escuchando sus insectívoras voces acompañando el viaje por la espiral. Es lo que creo que es esto, una espiral. Un edificio enorme, horizontalmente cilíndrico, con miles de escaleras de caracol concatenándose entre ellas. Personajes pasean por ellas, decenas de miles de ellos, y solo se saludan uno o dos. Los demás son fantasmas, y los personajes como yo sabemos muy bien que es lo que comen. De cuanto en cuanto en las escaleras se abre un páramo de espacio del que surge un escenario, y los personajes que se encuentran cerca de allí actúan en él. ¿El argumento? Cualquiera de mis recuerdos, son mis fantasmas, viven de mí para inspirarse. Miro por el ojo de buey de mi nave y me fijo en el escenario más cercano. Mis quince años. Botellones, un grupo de amigos, música. Una chica que me rechazó. Eran otros tiempos. No me gusta el actor que desempeña mi papel, así que cambio de obra. En un escenario de la parte izquierda, se rinde homenaje a mi graduación. Tampoco me gusta, han añadido demasiados detalles inventados. Visión comercial, quizá. No me gusta que alteren mis recuerdos, pero de todas formas soy el único que ve estas representaciones. Ya sabéis, “Siempre es la misma función, el mismo espectador…El mismo teatro en el que tantas veces actuó…”. Cuando no estaba aquí me encantaba aquella canción de los Héroes del Silencio, “La Herida” se llamaba. Antes, ahí fuera, me gustaba la música. Y leer, e ir al cine, y pasear, y ver el mar, y el cielo, y las estrellas. Ahora, este viaje interior es demasiado extenuante. Estar dentro de tu propia herida, es más, ser el instrumento que avanza desgarrando tu propio interior, tiene un punto de locura que me atrae, pero ya me cansa. No sé muy bien por qué está pasando esto. Me siento como un astronauta que de joven subió a un cohete, con esperanzas de fama, dinero y reconocimiento, y han pasado 50 años y sigue ahí arriba en el espacio, completamente solo y harto de todo. Cansado de ver estrellas y de ver el mundo desde arriba. Agujeros negros hay miles, de sobra, pero mi nave no se atasca en ninguno. Tengo la vejez suficiente como para estar hasta los cojones de todo. ¿Pero que puedo hacer? El hiperespacio es tan apasionante como esta espiral endemoniada. Esta espiral de mi vida es demasiado egocéntrica como para mostrar retazos de vidas de otras personas. Cada instante vivido queda reflejado en sus paredes con codicia, para ser repetido infinitas veces, con maldad. No van a conseguir que me vuelva loco recordándome todos mis fracasos, pues a causa de eso me destinaron al espacio. El cosmonauta, inmutable, regresa a casa a bordo de su transbordador y se encuentra con que todo ha cambiado. No hay campos, ni edificaciones, ni estatuas, ni torres del homenaje, ni ventanas, sólo hay un sol solitario estrellado en un boquete en el suelo, reluciendo y tratando de incendiar la tierra que lo rodea para liberarse, bajo un cielo huérfano de astro solar, sólo una vigilante luna que pende de un hilo de polvo lunar, balanceándose como un péndulo sanguinario que busca servir muerte desde arriba, y dejarme hecho una puta braga, agonizando en el suelo interestelar de mi nave interestelar en mi paseo interestelar, muy lejos de los mandos, muy lejos del control. Y de repente, tan inesperado como el olor del opio, ¡IGNICIÓN! Las ventanas se difuminan y avanzamos a gran velocidad, tanta que llegamos a una parte de la espiral en la que hay suelo firme. Y no hay nadie actuando en los miles de escenarios, ahora sin luz. Porque ahora el espectáculo está abajo, en las miles de tumbas abiertas, pues hemos llegado a un cementerio sin nombre. Y de esas tumbas surgen, cadavéricos y cenicientos, todos mis amigos muertos. Y actúan inmutables, resucitando aquél momento a mis diecinueve años. El orgasmo de dos cadáveres desentrenados de sentimientos vacíos y expresividad minimalista, mientras entre las tumbas serpenteantes destinos de traición me muestran el camino de los muertos, al final del cual veo las llamas de mi fosa ardiente. Pero aún no. Aún no. Cadáveres que me gritan sin voz, pero con recuerdos, que me instan a bajar y unirme a ellos como maestro de ceremonias, pero he descubierto que prefiero ser el más humilde e humillado espectador a convertirme en un líder de espectros vacíos. Esta vez tampoco valdrá la pena despegarme del suelo de mi nave. Desde allí me basta para imaginar que un día la espiral se rompe y arriba está otra vez el cielo negro y centelleante, listo para acogerme de nuevo entre las estrellas, elevarme sobre las ruinas de todo esto, que es todo. Y una vez de vuelta en el universo, ¿qué? Un nuevo paseo interestelar, tal vez sin fin, hasta que reaparezca esta maldita espiral que no deja de joderme la puta cabeza.

- ¿Hasta dónde llegaremos en esta vida? – Pregunta una hormiga astronauta.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Esto existe y se puede salvar.

Me he cansado de todo y quiero acabar con esta etapa, pero está claro que es muy tarde. Leo muchos blogs de gente que nunca conoceré, y me doy cuenta de que envidio casi todas sus vidas. Quizá no tengan muchas cosas que tengo yo (cada vez de menos valor), pero tienen las más importantes, aun siendo de ideas radicalmente opuestas. Pueden ser personas repugnantes, pero las cosas les salen con asombrosa facilidad. Y son cosas por las que yo mataría. Nada demasiado material...Sólo un sistema de valores. Y unos años bien realizados, con lo cual ahora tienen muchas cosas resueltas. Tienen eficiencia, esfuerzo, suerte, todo eso que yo nunca he tenido ni he deseado ni he luchado por tener. Y tienen unos recuerdos y vivencias que yo quiero. Y son más jóvenes que yo. Y sí, en muchos aspectos he desperdiciado mi vida. Quiero resetear, pero es tarde. ¿Y qué puedo hacer, intentarlo ahora? No, es tarde y requiere demasiado esfuerzo. Un proyecto a la larga, quizá, pero tanto yo como Simón de Canterville sabemos que jamás lo conseguiría. Entonces, ¿qué? Yo sí lo sé, pero hasta para eso me cuesta ponerlo en práctica. Y nunca he tenido valor. Y también me gustaría conocer mucha más gente, claro. Pero de verdad y no mediante :), :(, (k), te agrego a efes. Bueno, y no tener defectos tan grandes en tantos campos, ni inseguridad, ni nada que vaya a mencionar para que penséis a saber qué de mí. Aunque ya me da igual. Si me preguntáis mañana, diré que me es igual, como os podéis imaginar a mí todo esto me suda soberanamente la polla.

jueves, 17 de mayo de 2007

Al final de la calle (Segundo capítulo)

2.

Y la Luna en el de los demás. Por eso, todo Eibar brillaba con un tenue color nostálgico, un brillo lunar que le dio un nuevo valor a toda la ciudad. Una especie extraña de valor, antiguo con todo el aroma de las grandes epopeyas de tiempos pasados, realmente parecía de otra época. Eibar, tras tantos años de historia insulsa, se convertía en una residencia preciada para los viajeros, un descubrimiento curioso para los turistas, y un nuevo El Dorado para los saqueadores y conquistadores que estaban por venir.
Un enorme pedazo de Luna se había precipitado sobre la ciudad, no sin desintegrarse en millones de partículas de polvo lunar antes de chocar contra las torres más altas.
Sobre toda la ciudad, menos sobre nuestro barrio. Nosotros teníamos algo mejor. Nosotros teníamos el Sol en nuestro parque, incrustado en un enorme agujero en el suelo de baldosas de color rosa, más resplandecientes ahora que nunca. El agujero era ilimitado, la apoteosis de todos los orificios terrenales, pero no se salía fuera de las fronteras del parque.
Todo el recinto brillaba. La luz se extendía alrededor de él y hacia arriba, y en todos nosotros.
Cada día lo pasábamos allí, sentados, hablando, bailando, bebiendo, riendo, creciendo. Siete condados de juventud en las gradas, contemplando el Sol en nuestro dominio. Los Reyes de Eibar. Cinco repartidos, esparcidos aleatoriamente. Dos de ellos, cromosomas compatibles, estaban sentados juntos frente a la hoguera natural, los únicos que podían juntarse por entonces, cuando la hoguera resplandecía menos (voluntariamente) se juntaban aun más.
Tres más, dos cromosomas iguales y otro diferente, compatible y solicitado, pero no cedía. Éste cromosoma femenino era muy admirado por los cinco masculinos restantes, incluyéndome, pero, que se supiera, nunca respondía a las súplicas, en diferente medida, que le concedíamos. Esos tres (esos dos y ella), como decía, estaban cada uno en una grada, de la primera a la tercera, en una especie de diagonal formada por ellos mismos.
Paz a los muertos. Está mal usar los nombres reales de los que vivieron esta historia, sobre todo porque eran mis mejores amigos, porque están muertos y porque no puedo saber si estarían de acuerdo en que confesase sus nombres aquí. Y no voy a inventarme nombres para hacer más sencilla la narración, porque sería sustituirlos, y eso no es posible. Paz a los muertos.
En la cuarta grada, ligeramente apartado de los demás, estaba yo con mi alcohol y mi crisis existencial. A quien menos alegraba el regalo del cielo, era a mí. Los otros cinco no se habían internado todavía en el resto del nuevo Eibar lunar, no habían vuelto con polvo brillante en los zapatos ni con interesantes jirones en la ropa. Puro peligro salvaje, Eibar era ahora la selva en la Luna. Una aventura como las de antes, que hasta el momento sólo yo había vivido.
Pero eso no importaba, porque de pie en el centro de la quinta grada, estaba Quim con su enorme bebida alzada y su camiseta de Sangtraït, negra con la portada del Contes i Lleguendes (¿De dónde coño la habría sacado?). El puto rey de Eibar, el único con derecho a reinar, el viajero en el tiempo, el único con cojones de vivir en los noventa y en Catalunya, en vez de aceptar que era una década más tarde y en Euskadi, sólo le faltaba proclamar “Esto es así porque lo digo yo”, que otros tantos proclamaron y su imagen de hijoputas subió mucho. Quim no era ningún hijoputa. Quim era mi mejor amigo y el mejor ser con vida que existía en aquel páramo del mundo. Y si nadie se daba cuenta, peor para ellos.
Los otros cinco bebían y cantaban, daba igual el idioma. Yo bebía y cantaba, pero todo se quedaba dentro de mí y sólo salía lo primero. Quim lo expulsaba todo. Ejerciendo de pinchadiscos, había traído su cassette al parque. Una de los noventa, como debía de ser, sin mp3 ni piratería ni nada que no fuera de su época. Cintas de 90 minutos regrabables y que había que cambiar de cara manualmente en cuanto se acababa una. Y cintas originales compradas en tiendas, las más caras por mil pesetas. Y ahí estaban mucha música prestada y/o hurtada a nuestros padres, hermanos, colegas, en las tiendas, algunas cintas incluso compradas legalmente en mercadillos, había de todo. Historia a puñados. Y en casa teníamos vinilos, y Cds, y camisetas, y pósters, y revistas, y entradas de conciertos, y fuimos a muchos conciertos todos juntos, o una parte de los cinco y Quim y yo, o uno o una de los cinco y Quim y yo, o Quim y yo solos.
Quim eufórico, borracho de música y de vida. Nostalgia y amistad bebiendo con nosotros, silenciosos camaradas que llenaban nuestros vasos. El Sol de anfitrión. Nadie notaba que las baldosas rosas se iban volviendo rojas, nadie notaba que los hierbajos que asomaban entre ellas se iban chamuscando.
Quim creyéndose Adriá Puntí , entonaba, tras varios momentos de música, la misma frase que el cantante entonó en mitad de una de sus canciones. Quim entonó para los reyes de Eibar.

- Señoras y señores, damas y caballeros, ¡voy a deleitarles con mi última canción! Una canción que llevo dentro, y debo decirles, ¡QUE LA SIENTO DE VERDAD!

Y nos contó una de sus aventuras en las que corría con una dama por las calles empedradas de París, y había humedad en sus cuerpos, y levantó faldas, y vio cielos negros con estrellas entre otras cosas. Vamos a engañarnos…
Todos sabíamos que Quim no se había movido físicamente de Eibar, como ninguno de nosotros, que el único interior femenino por el que había pasado era el materno, que la única humedad que sentía su cuerpo era cuando se quedaba en la calle debajo de una tormenta, las únicas faldas las había levantado en clase de primaria y ahí se había quedado, y a los únicos cielos negros que podía referirse con conocimiento real era los que veía en las noches cerradas, desde su habitación, un ático, quizá el lugar cubierto de más altitud de nuestro barrio, Amaña.
Quim hizo de Adriá Puntí y bebió, y fumó mucha marihuana, y los demás hicimos de seguidores de Adriá Puntí y bebimos y fumamos casi más que él. Pero al final, el único que quedaba era yo, los demás adormecidos, inconscientes o follando silenciosamente a la luz del Sol, en plena noche. Me alegré mucho por aquellos dos cromosomas compatibles, pero también sentí envidia, una envidia sana pero mortífera. Y los otros cuatro, exceptuando a la chica pero incluyendo a Quim, es decir, otros cuatro tíos y yo, estábamos necesitados de relaciones con el sexo femenino, y esta vez sí, incluyo a la chica de la segunda grada.
Eibar Lunar era un viaje arriesgado por la noche. Ninguno de ellos sabía la existencia de mi anterior aventura en solitario allí, ni tenían por el momento intención de ir. Ni siquiera en misión de exploración.

Me acodé en las almenas observando.
(Pensando, buscando respuestas)
Tres colores. Cerca de mí, el anaranjado del Sol
(La boca del infierno)
La extensión azul blanquecina que era el Eibar Lunar
(La más oscura profundidad del más proceloso de los océanos)
El negro del cielo que iniciaba en los picos de las montañas que nos rodeaban
(La Muerte tenebrosa e imparable en cualquiera de las épocas)
Me preguntaba si esto estaba bien, era suerte o era malo
(Tengo tanto miedo, sé que algo malo va a pasar)
No alcanzaba a entender porqué había empezado todo
(El Sol se ha caído, joder, estoy tan solo)
No sabía si tenía miedo, pero alegre no estaba
(Estoy tan solo, algo muy malo esta pasando y estoy tan solo)
No sabía nada, así que fui a obtener información al Eibar Lunar
(No te lleves a Quim no te lleves a Quim no te lleves a Quim)
Quim no parecía estar muy bien
(Este tío nunca duerme, vete sin que te vea)
Así que fui a profanar Eibar sin él
(Nadie va a salir vivo de esta)

Y silencié mis pensamientos mientras bajaba por la carretera, y el polvo lunar comenzaba a verse.

miércoles, 25 de abril de 2007

Al final de la calle (Primer capítulo)

AL FINAL DE LA CALLE
(Kale bukaeran / Al final del carrer)

1.

Mi amigo decidió llamarse Quim y todos lo respetamos. Mi amigo decidió que era catalán y que eran los años noventa, nosotros hicimos ejercicio de nostalgia y lo aceptamos. Mi amigo decidió que la música era Sangtraït, Sau, Sopa de Cabra, Lax N Busto, Els Pets, Lluïs Llach y todos dijimos que bueno, que vale. No volvimos a recordarle que no era nada más que Eibar, no era l’Empordá como el se esforzaba en creer, que era el año 2007 y todo el encanto de los noventa había muerto hace tiempo. Ya no éramos niños, éramos adolescentes de 18, 19, 20 años y habíamos perdido la magia hacía mucho. El mundo ya no empezaba y acababa en nuestro barrio, iba mucho más allá y estaba lleno de colmillos que nacían en el suelo y todo el tiempo trataban de joderte la vida. El mundo era algo demasiado grande, demasiado extenso y complicado para Quim. Por eso los demás comenzaron a aislarle, tal vez, Los demás no aceptaron su forma de ver su realidad, le recordaron que esto era Euskadi, la música era Su ta Gar, Gatibu, Betagarri, Berri Txarrak, Kepa Junkera, y le gustase o no, era lo que había. No había más decada de los noventa. Ya tuvimos todos suficiente con el desengaño que vivimos cuando se acabó, cuando el año 2000 llegó y nos hizo púberes, prototipos de adultos, y se ocupó de quemar nuestros sueños.
- Estaban todos condenados, tío. – Decía Quim con una cerveza en la mano, sentado con la espalda en la pared de cemento. – Condenados y aburridos.
- Ya. – Dije yo. - Y eso lo has decidido tú porque sí, como todo. ¿No?
- Exacto, como todo lo demás.
A veces se ponía insoportable en su soberbia, así que me giré y le dejé en su mundo. Un mundo que poco a poco se iba convirtiendo en mi mundo. Me alejé unos metros con mi Heineken y mi aburrimiento. Observé el camino de mi propia sombra, que se iniciaba en el suelo donde mi cuerpo acababa y se extendía a lo largo de muchas baldosas de 6x6 centímetros, en forma de cuadrado y de color rosa oscuro, con algunos hierbajos entre las rendijas. Nuestro parque de toda la vida. Ubicado a la par de una carretera de pronunciada pendiente, se elevaba varios metros sobre el asfalto y su pared era vertical, imposible de escalar a pesar del musgo y las grietas. Nuestro territorio estaba bordeado por una especia de almenas de cemento, con baldosas lisas para sentarse o para dejar los vasos, por ejemplo. O para subirse encima y proclamar, pues todo Eibar podía verse desde allí. Todo el que se subiera a las almenas podía ser el Rey de Eibar. Así que puede decirse que el reinado de Eibar tuvo muchos mandatos de cortísima duración. La carretera rodeaba gran parte del parque, y terminaba conduciendo, tras varios retorcidos tramos con curvas, a la zona más alta de la ciudad, pero eso no era un lugar que nos gustase conquistar. Era el cementerio municipal, y antes fue la escuela del barrio en el que todos nosotros nos conocimos hacía tanto tiempo. Creo que nunca habíamos subido todos juntos allí arriba.
- Algún día eso pasará, ya lo verás. – Murmuró Quim a mis espaldas.
No contesté. No me giré. Él ya leía mis pensamientos.
- Todos subiremos juntos allí arriba, algún día. Y no será mejor que este sitio, pero será el que tengamos para siempre. – Trago de Heineken. – No lo olvides, tío. ¿De acuerdo?
Desde mi emplazamiento, a medio camino entre la exagerada longitud de una sombra al atardecer que no era más que mi propia sombra, pero que se veía enorme, y detrás de mí la sombra de Quim, naciendo desde su asiento donde acababa el suelo y nacían las gradas del parque, las dos sombras me acorralaron. E incluso la mía era peligrosa.
Y antes de que ninguno de los dos pudiésemos reaccionar, las sombras comenzaron a extenderse de forma incontrolable, porque algo muy grande estaba cayendo del cielo a toda velocidad.
Por lo que se podía deducir, el Sol, con su majestuosidad astronómica e interplanetaria, descendía del universo a un ritmo tan endiablado que lo haría estallar, a él y a nuestro parque, y probablemente a todo el planeta.
Y a medida que aumentaba el sonido de su zumbido al caer, la paradoja que arrastraba en su suicidio se hacía evidente:
El Sol, el objeto, cosa o ser más luminoso y resplandeciente de todo el Universo, de todos los Multiversos, traía con su luz la oscuridad más absoluta.
El Sol en nuestro territorio y la Luna en el de los demás.

miércoles, 14 de febrero de 2007

lunes, 5 de febrero de 2007

martes, 30 de enero de 2007

SUEÑOS DIABÓLICOS (Mi guión recién terminado)

SUEÑOS DIABÓLICOS

Acto I: Vendiendo libertad

(El escenario es una vieja habitación de madera gastada, sin ventanas, con una gran pared marrón de fondo y dos paredes laterales. En la pared principal hay un amplio ventanal a través del cual se ve una noche oscura con pocas estrellas brillando. En la habitación hay una mesa de madera y una silla. No hay cama. Hay dos pósters adornando las paredes: La portada del álbum “In the court of Crimson King”, del grupo de rock progresivo King Crimson y una reproducción del cuadro expresionista “El grito”, de Edward Munch. Una estantería casi vacía en la parte izquierda, con algunos libros. Tras la habitación, hay un gran telar negro con estrellas, representando la noche. Sobre él, en grandes letras rojas mayúsculas está escrito: CONFUSSION WILL BE MY EPITAPH. Dos figuras vestidas con largas túnicas negras y grotescas máscaras entran en escena. Sus nombres son Clorofila y Alquimia. La máscara de Clorofila es verde, ovalada y sin muchos adornos. Sus ojos son dos fosas negras con las cejas alzadas hacia arriba, nariz grande pero roma y boca negra, con las comisuras hacia arriba. La máscara que lleva Alquimia es roja oscura, con protuberancias arriba y abajo, y algunos cuernos salientes. Sus cejas están caídas sobre sus oscuras fosas visuales. Su boca esta abierta con las comisuras torcidas feamente hacia abajo. Es particularmente inquietante a la vista. Ambas figuras llevan guantes negros en las manos. Se colocan en el centro del escenario, tapando la mesa de detrás. Clorofila da un paso al frente, mientras que Alquimia se mantiene algo más atrás.).

CLOROFILA: Bienvenidos al mundo de las pesadillas, en donde no sabréis distinguir el bien del mal ni lo real de las ilusiones. Nosotros somos quienes maquinamos todo lo que hay detrás de vuestra almohada, por las noches, y somos la sombra que se alza entre la oscuridad de vuestros mayores miedos.

ALQUIMIA (Con voz lenta y tenebrosa): Vendemos libertad.

CLOROFILA: Estamos dentro de la mente de una persona. Todo este lugar son los recovecos mentales de alguien a quien llamaremos Juan Montresor Drake, aunque ese no es su nombre real. Es un hombre joven, adolescente adulto, y está peligrosamente loco de atar. Un maníaco irreflexivamente ciego, mudo y sordo, pero que puede ver, gritar y escuchar. Lo que mejor sabe hacer es torturar, violar y asesinar. Es alguien a quien todos teméis, un psicópata que anda suelto.

ALQUIMIA: Cabeza peluda de mendigo que las pesadillas humanas absorbía.

CLOROFILA: Y vosotros, sencillos mortales que os refugiáis en la comodidad de vuestras butacas, sois la sociedad que lo ha vuelto así. Esta noche os ofrecemos un viaje a lo más profundo de la mente infestada de locura de Drake, un lugar inhóspito en el que la locura invasora aún no ha conseguido penetrar.

(Se hace a un lado).

ALQUIMIA: El prisionero dentro del cerebro del loco. Familanys[1].

(También se hace a un lado, por lo que la habitación de detrás vuelve a estar visible. Ahora, Familanys está sentado con aspecto desesperado, agarrándose la cabeza con las manos e hincando los codos en la mesa. Es un chico de unos diecinueve años, pelo largo y negro, con camiseta y pantalón del mismo color, pero con un aspecto viejo y desgastado. Él mismo tiene apariencia cansada y desesperanzadora, como la de un preso. Tiene ojeras. Alquimia desaparece por el lateral del escenario, entre las sombras. Apenas se le ve hacerlo. Se ilumina ligeramente la habitación, y Familanys alza la cara. Reposa los brazos sobre la mesa).

FAMILANYS: ¿Se ha ido ya el otro?

CLOROFILA: Sí, ya sabes que sí. Por eso se ha encendido la luz. ¿Y tú, qué?

FAMILANYS: Que te den. Nunca renunciaré.

CLOROFILA: Me lo esperaba, peor para ti. He traído a unos amigos para que te conozcan.

(Se gira de cara al público). Gentes temerosas y expectantes, os presento a Familanys. Saluda, amigo.

FAMILANYS: No soy tu amigo, y además no puedo verlos. Ya deberías saberlo.

CLOROFILA: Lo sé, bastardo. Pero ellos a ti sí pueden verte, se regodean de tu soledad. Ahora mismo te observan callados, labios fruncidos, pensativos, como quien observa a una fiera moribunda tras las rejas, en el zoológico, deambulando errante. Gentes cobardes y dementes, éste hombre es sólo la sombra de lo que representa el eco del sonido que hace una mariposa al batir sus alas. Su existencia es insignificante. Lleva años ahí recluido, dentro de la mente de Drake, y la locura lleva esos mismos años tratando de invadir su territorio. Pero Familanys no se deja conquistar, es irreductible, como aquella aldea gala[2] hace siglos. Tan sólo mirad su patética presencia, cada vez quedan menos cosas de lo que era cuando empezó su cruzada. Esto, amigos, es un hombre moribundo. Ni siquiera es un hombre, es un hombre preso en la mente de otro hombre. Es alguien a quien le queda muy poco para ser devorado. Una muerte atroz, sin duda. Pues la locura que se apoderó de Drake es un animal peligroso, hambriento, mata gente y bebe su sangre por placer. Y hará lo mismo con nuestro amigo. Os invito, gentes incultas y observantes, a verle resistir hasta sus últimas consecuencias. Colémonos dentro de sus sueños y miremos…

(Se oscurece la luz y se cierra el telón).

Acto II: Monólogo con Freud y el diablo

(Familanys en la habitación. La luz es tenue pero se ve bien. Está dando vueltas. ).

FAMILANYS: Maldita sea…

(De pronto se para y mira hacia el público)

FAMLANYS: No puedo veros, pero siento que estáis ahí. Tengo que advertiros de algo. En estos momentos, Drake está merodeando por ahí, con un cuchillo y con sed de sangre. Lo sé porque…

(Un gran estruendo sacude la habitación, como si un invisible gigante golpease la pared izquierda. La estantería se sacude y varios libros caen al suelo).

FAMILANYS: …Por eso lo sé. Lo que golpea la pared cada noche es el subconsciente de Drake, su locura, tratando de absorberme.

(La música instrumental comienza a sonar, consiste en una triste melodía sin muchos cambios de ritmo en la que los violines llevan el peso de la composición. De vez en cuando se escucha un suave coro, en armonía con la música)

FAMILANYS: Llevo años aquí, en este cuarto, aguantando como puedo. Ya no recuerdo lo que había antes de esto. Las únicas visitas que recibo son las del tío de la máscara verde, Clorofila. No lo soporto, pero en realidad siento alivio cuando le veo. Se diría que es como la parte consciente de Drake. Razona por sí mismo, y es más o menos sensato. No tengo muy claro lo que quiere. Que la locura de Drake me devore, sí, pero, ¿para qué? El también morirá si eso pasa. El que no morirá será el otro, el de la máscara roja. Ése es el peor. Alquimia, se llama. Le tengo muchísimo miedo. Para entender lo que realmente es ese hombre, habría que tener nociones avanzadas de psicología.

(Otro estruendo, más fuerte que el anterior, vuelve a sonar, y la estantería se desmorona. Familanys lo mira resignado y vuelve a dirigirse al público).

FAMILANYS: Supongo que esto está acabando. Bueno, decía que Alquimia equivale al Tánatos. El Tánatos es un sentimiento ubicado en el subconsciente de todos los seres vivos en el que entran en conflicto las ganas de vivir con el deseo de morir. Hace mucho tiempo, Freud proclamó que este Tánatos era precisamente la razón de la aparición de las pesadillas. Pues bien, si Drake es un hombre casi consumido por la locura, yo soy la parte cuerda, Clorofila es el subconsciente y Alquimia es el Tánatos de Clorofila. Yo sólo puedo ver a Alquimia en mis sueños, las escasas ocasiones en las que duermo. Porque si me duermo, se acabó. Cuando no estoy consciente, mis defensas están desactivadas y la locura puede devorarme sin ningún impedimento. Por eso, en los últimos años, he dormido muy pocas veces, y todas esas veces me he despertado sudando y gritando. Porque ni siquiera son mis sueños los que vivo…son los sueños, las pesadillas de Drake los que vivo en mi piel, y son tan terribles como podéis imaginar, las pesadillas de un loco. En ellas, he sido Drake, matando y siendo asesinado, he sido Drake el conspirador, el perseguidor, el perseguido, he corrido, he huido, he visto como Drake asesinaba a sus mejores amigos, a los que le caían mal, a todo. Y yo lo revivía…Por eso tengo miedo de dormirme.

(La música cesa de repente. Suena otro golpe, mucho más fuerte que los anteriores. La pared izquierda se desploma. La pared central tiembla y queda levemente torcida. El cristal del ventanal se raja por la mitad. Se escucha el sonido de un trueno y acto seguido ruido de llover. En la ventana comienzan a verse cada vez más gotas de lluvia).

FAMILANYS (Mirando la habitación, va lentamente flexionando las piernas hasta sentarse torpemente en el suelo): Ahora sí que se acabó. No queda nada para que todo esto se venga abajo. (Se vuelve hacia el público, muy lentamente y con aspecto resignado). Vosotros deberíais escapar cuanto antes. Corred a vuestras casas antes de que…

(Un sonido sobrecogedor y fortísimo, el que suena al golpear con fuerza las teclas de un piano, se escucha. Su efecto es inquietante y Familanys se incorpora asustado).

FAMILANYS: Maldita sea…tenía que llegar precisamente ahora…¡¡¡Maldita sea!!!

(Alquimia surge de entre las sombras. Un foco a pie de escenario lo ilumina desde abajo, dándole una apariencia de ente ultraterrenal. Lleva una soga en las enguantadas manos .Se dirige rápidamente hacia Familanys. Su máscara brilla, roja, fulgurantemente).

ALQUIMIA: ¡¡¡FLOTANDO A LA SOMBRA DE LAS CENIZAS DE UN MUNDO QUE NO TE PERTENECE!!!

(Su voz, además de fuerte e intimidante, resuena en todo el teatro. Parece la voz de un Dios. Con un rápido movimiento, lanza su soga y ata el cuello de Familanys, al que lanza con gran violencia contra la mesa. Ésta se parte por la mitad y se desmorona, con Familanys encima. Alquimia sigue golpeándole).

FAMILANYS: ¡Cabrón! No…¡Déjame!

ALQUIMIA: ¡¡¡ROJOS DESTELLOS DE SANGRE SE TIÑEN EN EL BLANCO CREPUSCULAR DE LA NOCHE!!! ¡¡¡CUENTAN QUE UNA VEZ LIBERARON DEL INSOMNIO A UN CIEGO A TIRONES DE CADALSO[3]!!!

(Alza la soga, levantando a Familanys, que patalea y forcejea intentando liberarse).

FAMILANYS (Jadeando y con dificultades para respirar): Maldita…¡Escoria bermellón! ¡Te refugias en la mente de todos nosotros para acojonarnos! ¡Y sólo sales cuando estamos dormidos! ¡¡Eres un cobarde!!

(La habitación estalla en llamas alrededor de Alquimia y Familanys).

ALQUIMIA: ¡¡¡DIOS NO ESTÁ EN SU SAGRADO TEMPLO!!! ¡¡¡NO HAY NINGÚN DIOS GOBERNANDO DESDE EL CIELO!!! ¡¡¡TÚ NO PUEDES MORIR!!! ¡¡¡ASÍ PUES, SUEÑA!!! ¡¡¡SUEÑA HASTA QUE EL MUNDO SE DERRUMBE SOBRE SUS PROPIOS CIMIENTOS!!!

¡¡¡SERÁ LA ÚLTIMA VEZ QUE LO HAGAS!!! ¡¡¡NOS VEREMOS ALLÍ!!

(Lanza violentamente a Familanys contra la pared en llamas. Ésta queda inconsciente en el suelo, mientras la misma música melancólica de violines de antes vuelve a sonar. Mientras, vemos las paredes caer a escombros, formando un círculo de fuego alrededor de Familanys, pero sin quemarle. Alquimia también se introduce en el círculo. Se cierra el telón).

Acto III: Desde lo más profundo de la batalla

(El escenario es un bosque, con un gran telar al fondo. Es un gran mapa del universo, en el que se ven los nueve planetas y millones de estrellas. En grandes letras blancas está escrito: DRAKE’S DREAMLAND[4], pero de forma que ninguna letra entorpezca la visión de ningún planeta. Árboles. Arbustos y rocas ocupan el lugar. Familanys/Drake y otro chico de unos 18/19 años están vestidos de militares y sostienen escopetas. Se escucha ruido de disparos a lo lejos, metralletas, y algún que otro grito de vez en cuando. Se quiere dar a entender que están en medio de una guerrilla. El otro chico se llama Quim).

QUIM: De entre todos los soldados que somos, me tenía que tocar de pareja contigo. ¡Puta suerte, maldita sea!

FAMILANYS/DRAKE: ¿Porqué coño estáis todos en mi contra? ¿Qué os pasa conmigo?

QUIM: ¿Que qué nos pasa contigo? (Repentinamente, se enfurece y empuja a F/D por el pecho) ¡Nos pasa que eres un jodido loco! ¡Es por tu puta culpa que estemos así, en medio de esta guerra! ¡Por tu puta culpa que nuestro pueblo se haya convertido en un campo de batalla!

¡Por tu puta culpa está muriendo tanta gente! ¡Por tu puta culpa nos estamos matando entre nosotros! ¡JODER!

(Se dirige al árbol más próximo y le pega una patada).

QUIM: ¡Eres un puto paranoico, joder! Te oigo hablar en sueños, cuando me toca hacer guardia y tú duermes. Hablas de tonterías sin sentido. Que si la alquimia es roja, no se qué de la clorofila…¡Bah!

F/D: No tienes ni idea, maldito imbécil.

(Quim alza la escopeta y apunta hacia F/D).

QUIM: ¿Quién es un maldito imbécil? Venga, cabrón de mierda, dilo ya y todo se acabará.

(F/M también alza la escopeta, con lo que quedan los dos apuntándose).

F/D: Tú, tu eres un…

(Entra un tercer soldado en escena, y los dos bajan sus armas. Su nombre es Jules).

JULES: Vale ya, los dos. Sabía que no teníais que compartir punto de control.

QUIM: Éste tío es un puto psicópata, joder.

JULES: ¡Callad de una vez! Vete, Quim. Sustitúyeme al norte de aquí, en las barricadas, que es donde está atacando el enemigo. Si tantas ganas tienes de disparar, desfógate con ellos.

QUIM: Lo que sea con tal de alejarme de este tipo. La manera en la que me mira…me pone enfermo.

F/D: Donde tú ves un plano, yo veo un cubo. Recuérdalo, maldito insustancial. Puedo ver durante millas[5] y tú estás ciego.

QUIM: No vale la pena ni que te conteste, puto esquizofrénico. Ya me voy, ya. (A Jules) Ten cuidado con éste. (Se va por el lateral del escenario):

JULES: Más cuidado tendrías que tener tú…(Mira a F/D) Y lo mismo digo por ti. No le falta razón a Quim, pero éste no es el momento para decirlo. Cuando todo esto se acabe, ya veremos.

F/D: Cuando todo esto se acabe, a lo mejor no quedamos ninguno.

JULES: Lo que tú digas. En fin, está anocheciendo. Toca montar guardia, y empezarás tú las 4 primeras horas. Yo voy a dormir. VIGILA atentamente, y si pasa algo, DESPIÉRTAME, y después, sólo si es inevitable o imprescindible, dispara.

F/D: No hay problema, puedes confiar en mí.

(Jules se sienta recostando la espalda en un árbol, apoya los brazos cruzados sobre las rodillas y hunde la cara en ellos. Sigue sujetando el fusil con la mano izquierda. F/D está de pie observando atentamente en dirección contraria, durante un par de minutos. Después, se da la vuelta y mira a Jules. Se acuclilla frente a él y levanta su fusil, apuntándole. Una tensa música de violines, agobiante y desapacible, comienza a sonar cada vez más fuerte, mientras F/D va acercando lentamente el cañón del fusil hacia la cabeza de Jules. Cuando la toca, los violines chirrían. Alquimia aparece de repente, surgiendo de detrás del árbol sobre el que reposa Jules).

ALQUIMIA: ¡¡¡DE LA SANGRE VERTIDA NACERAN LAS ALAS DE LA MUERTE!!! ¡¡¡POR CADA VIDA ROBADA NACE UNA NUEVA EN ALGÚN LUGAR!!!

(F/D se sobresalta y golpea la frente de Jules con el cañón del fusil. Jules abre los ojos y con mucha rapidez saca un cuchillo que clava en la muñeca de F/D. Éste grita).
ALQUIMIA: ¡¡¡LA HERIDA PEQUEÑA ES UN OASIS EN LA GRAN HERIDA!!!

JULES: ¡¡Jódete, maldito paranoico!! ¡¡Asesino!! Quita de…

(F/D dispara con la mano herida y sangrando a la frente de Jules. El disparo del fusil hace un ruido ensordecedor y el cuerpo de Jules se agita violentamente. De su cabeza surge un chorro de sangre. Tras el sobresalto, su cuerpo se desploma, quedando a partir del pecho hacia arriba oculto entre los arbustos. F/D también cae hacia atrás, soltando el fusil. Queda tendido de espaldas sangrando por la muñeca y jadeando).

ALQUIMIA: ¡¡¡TODO EL MUNDO ES UNA SOSPECHA CONTINUA!!! ¡¡¡RÍOS DE SANGRE PUEDEN NACER GOTA A GOTA FLUYENDO DESDE EL CUERPO INERTE DEL MÁRTIR!!!

F/D: Cállate, joder

(Jadeando y con muestras de dolor y sufrimiento, temblando en el suelo. Se gira boca abajo, y poco a poco a incorporándose sobre los codos. No ve como Alquimia desaparece tras ponerse detrás del árbol).

F/D: Otra vez no…joder…¡Quiero despertar! ¡¡¡JODER!!!

(Se levanta sobre las rodillas y mira hacia atrás, pero Alquimia ya no está).

F/D: Dios… (Se sujeta la muñeca sangrante con la otra mano). ¿Porqué me tiene que pasar esto a mí?
(Se oyen disparos provenientes del otro lado del escenario, el derecho. F/D mira hacia allí. Se pone en pie y coge de nuevo el fusil. Una rápida y nerviosa melodía de teclado comienza a sonar. Ahora, es más Drake que Familanys. Echa a correr hacia el lugar de donde vienen los disparos, con el fusil por delante y vociferando como un loco. Cuando desaparece por el lateral del escenario, se cierra el telón).

Acto IV: Revolución en el Gólgota

(El escenario es un desierto, con un cadalso. El telar de fondo representa un cielo rojo oscuro, con nubes negras y sombras de aves planeando. Una gran luna brilla en lo alto, blanca, con algunos destellos rojizos. El escenario está lleno de arena, con cruces a los lados, clavadas en el suelo. Representan tumbas. En el medio hay una gran cruz en la que esta crucificado Familanys, vestido de negro, con la misma ropa que en el Acto I. Está cabizbajo con los ojos cerrados. La mano derecha, la que le hirieron antes, está clavada a la cruz con clavos y sangrando, pero la izquierda sólo está atada con una gruesa cuerda. Otra cuerda le ata por los tobillos y por el vientre a la cruz. Alquimia está a la derecha de la cruz. Clorofila está al frente del escenario, mirando al público).

CLOROFILA: Como habéis visto, está llegando el fin de esta larga noche, plagada de pesadillas, y habéis sobrevivido. Familanys también ha conseguido llegar vivo aquí, al final de su existencia, en éste polvoriento Gólgota de huesos y cadáveres en descomposición. ¡Aquí yacen todos los que murieron a manos de Drake! ¡Los mismos asesinatos que Familanys revivió en sueños!

ALQUIMIA: Un mundo final donde siempre es medianoche y los muertos acuden al funeral de su asesino bajo la luna sangrienta.
(Familanys levanta la cabeza)
CLOROFILA: ¡La hora en que los difuntos salen de sus tumbas! ¡Levantad de vuestra sepultura y enseñadnos a bailar la danza macabra!

(La música comienza a sonar. Un vals lento y misterioso, mientras por los laterales del escenario comienzan a surgir figuras parecidas a Clorofila y Alquimia en la forma de vestir: Túnicas negras con capucha y máscaras espantosas de color cobre y con expresión dramática en sus muecas. Salen 10 nada menos, que se ponen a bailar en parejas, agarrados, por todo el escenario, sin un recorrido fijo. Danzan con calma y firmeza, improvisando, chocándose entre ellos pero con sutilidad, al son de la música. A Clorofila no lo tocan, es como si se apartaran de él mientras bailan. A Alquimia aún se acercan menos, pero sí pasan muy cerca de la cruz donde está Familanys, sin mirarle. No paran de bailar mientras se sigue desarrollando la acción).

CLOROFILA (Dirigiéndose al público con los brazos abiertos): ¡Y ahora, gentes tímidas y cobardes, refugiadas en la comodidad de vuestras butacas, podéis ir huyendo de aquí! La resistencia de Familanys se ha derrumbado totalmente y la locura se ha apoderado de la absoluta totalidad de Drake. Y esta noche es una noche de destellos rojizos en hojas de cuchillos, y la bestia anda suelta…

(Se escucha un estruendo desde el lateral izquierdo, fortísimo, más que todos los anteriores, y los muertos dejan de bailar. Comienza a llover copiosamente dentro del escenario. Familanys alza la cabeza hacia la lluvia, abriendo los ojos).

CLOROFILA: Pero…¿Qué es esto? ¿Cómo puede llover en el Gólgota?

FAMILANYS (Desde la cruz): ¡Fin del juego, gilipollas! ¡Despídete!

(Varios difuntos sujetan a Clorofila mientras éste intenta zafarse, sin remedio).

CLOROFILA: ¿Pero qué coño…? ¡Soltadme, malditos buitres!

FAMILANYS: Eso, ellos son buitres y tu carroña. Ya sabes lo que toca.

CLOROFILA: ¡Jamás! Antes….

(Los difuntos que están sujetando a Clorofila y cerca de él se apartan, y ahí está Alquimia).

ALQUIMIA (Solemne): La muerte.

CLOROFILA: Tú…

(Alquimia saca una espada oculta bajo la túnica y le propina dos estocadas en el pecho. La sangre salta y salpica en las túnicas de Alquimia y algunos difuntos. Éstos sueltan a Clorofila, que se tambalea cerca del foso que separa el escenario de las butacas del público).

ALQUMIA: ¡¡¡UN MILLÓN DE UNIVERSOS CONSPIRANDO ESPERAN A QUE CAIGAS!!!

FAMILANYS: Y no tienes otra alternativa.

ALQUIMIA: ¡¡¡LA RUEDA GIRA, GIRA Y NO PUEDES DETENERLA!!!

(Alquimia clava su espada en el pecho de Clorofila y ahí la deja, soltándola. Clorofila da dos pasos hacia atrás, los difuntos lo sueltan, y cae al foso con la espada balanceándose sobre su pecho, con la punta hundida en él. Los difuntos van retrocediendo y se arrodillan ante Alquimia. Éste mira al frente, hacia el público, y alza los brazos. Brilla).

ALQUIMIA: ¡¡¡SOY EL CAMINO!!! ¡¡¡SOY LA LUZ!!! ¡¡¡SOY LA OSCURIDAD DE LA NOCHE!!! ¡¡¡SIENTO VUESTROS DESEOS Y ESCULPO VUESTROS SUEÑOS!!! ¡¡¡Y EN LA OSCURIDAD OS ESCUCHO GRITAR!!![6]

(Se dirige andando hacia el lateral izquierdo del escenario. Los difuntos se levantan y lo siguen. Alquimia se detiene un momento y mira a Familanys).

ALQUIMIA: ¡¡¡Y RESUCITÓ AL TERCER DÍA!!! ¡¡¡DEBATÍENDOSE ENTRE EL INFIERNO Y LA UTOPÍA, VAGA POR EL DESIERTO BUSCANDO CONFIRMAR LA RAZÓN DE SU EXISTENCIA Y EL MOTIVO DE SU RESISTENCIA!!! ¡¡¡Y SÓLO TIENE TRES DÍAS!!!

(Familanys le mira cansado. Alquimia y su séquito siguen adelante. Al llegar casi a desaparecer por el lateral, Alquimia saca una calavera de su túnica, la alza para que todos la vean, y la arroja con fuerza al suelo. El sonido que hace al romperse es el mismo estruendo ensordecedor que se escuchó antes, cuando empezó a llover. Ahora, para de llover, y cae el telón).

Acto V: Hay una luz que nunca se apaga[7]

(El mismo escenario. Familanys sigue atado a la cruz, cabizbajo y con los ojos cerrados. Sofía entra en escena. Es una chica joven, diecisiete años, larga melena castaña una camisa roja sin mangas y una larga falda azul y negra. Lleva una olla de barro sujetándola por las asas. Se para ante Familanys).

SOFÍA: Es mejor que abras los ojos, aunque sea de noche. Aquí siempre es de noche, tendrás que irte acostumbrando.

(Familanys abre los ojos).

FAMILANYS: Supongo que no te conozco.

SOFÏA: Supones mal. Me conociste una vez, pero no puedes acordarte. Tal vez me hayas visto últimamente, en un sueño.

FAMILANYS: La gente a la que veo en sueños acaba muerta…

SOFÍA: Sí, lo sé muy bien. Hace un momento, cuando estabas en el sueño de Drake en el bosque…

FAMILANYS: Maté a Jules….Creo que fue un amigo de Drake. Joder, no lo sé. Ese tío mató a todos sus amigos y a mí me toca revivirlo en sus pesadillas.

SOFÍA: Yo te conocí una vez. Y me acuerdo de todo, aunque tú no te acuerdes…Drake.

FAMILANYS: ¿…Qué? ¿Qué acabas de decir? Y…¿Qué es lo que llevas en la olla?

SOFÍA (Suelta una breve risa): Sopa de cabra. O huesos de santo, tal vez. Me llamo Sofía, siempre me he llamado Sofía, pero tu una vez fuiste Drake, el cuerdo, el sano, el apacible, y yo fui Sofía, tu amiga, tu novia, la callada, la que no recuerdas, la que cuando enloqueciste siguió a tu lado, como una esposa sumisa y maltratada, hasta que un Drake envenenado por su subconsciente alojó a dos terribles inquilinos en su cerebro, Clorofila y Alquimia, y luego a un tercero, el Drake cuerdo, del que cada vez quedaba menos, hasta que olvidó su nombre y sus recuerdos y pasó a ser sólo Familanys, un fantasma de tiempos remotos escondido en el que antiguamente fue su castillo; en su propio cerebro, en un oculto recoveco, más allá del subconsciente, el terreno de Clorofila, y mucho más arriba, al otro lado de una frontera marcada con fuego, reside el Tánatos, los confines del infierno, en cuyo humeante territorio reina Alquimia y de donde salen todos los temores, locuras y peligros de la mente humana. Yo supe todo eso cuando Drake me mató. Y ahora el Drake que tengo delante no es sino un fantasma de un fantasma que ya no puede recordar nada…

FAMILANYS: Sofía…Oh, joder…ahora se van explicando las cosas. ¿Pero que ha pasado con todo eso?

SOFÍA: Bueno, es evidente. La locura de Drake, tu locura, nació del Tánatos y se convirtió en Alquimia. Y éste creó a Clorofila, imagen de tu subconsciente, y le engañó para promover la locura en todo tu cerebro. Por eso, los estruendos que oías eran los golpes de la locura intentando entrar, sí, pero era Alquimia intentando entrar en tu subconsciente. Y eso se ha visto antes, cuando ha matado a Clorofila. En ese momento, tu subconsciente ha desaparecido, ha muerto. Clorofila siempre te ha insistido para que dejes de resistir contra la locura, pero estaba totalmente equivocado y engañado por Alquimia. Si tú mueres, Clorofila muere y Alquimia vence. En éstos momentos ya no queda nada del Drake de antes, ahora sólo es una máquina venenosa con ánsia de muerte y sangre. Y Alquimia lo domina.

FAMILANYS: Entonces…¿Qué somos ahora tu y yo? ¿Qué es este lugar? ¿Qué hacemos aquí?

SOFÍA: Nosotros somos…sombras, recuerdos, cenizas de algo, fantasmas. Esto es un Gólgota, el final de todo, un lugar para morir. Aquí es donde comen animales más grandes que nosotros, no somos más que sobras, restos, leños de una fogata apagada hace mucho tiempo, pero aun incandescentes. Y lo que hacemos aquí es perdurar como los recuerdos, aunque no pertenezcamos a nadie. Somos fantasmas, y Alquimia nos ha dado tres días para escapar antes de venir a por nosotros y darnos caza.

FAMILANYS: ¿Y qué hará si nos coge?

SOFÍA: Usarnos como monstruos en pesadillas ajenas. Alquimia duerme en la mente de toda persona, y disfruta sembrando el terror desde el Tánatos.

FAMILANYS: Joder…Sofía…

SOFÍA: Habla.

FAMILANYS: Que…eres todo lo que nunca he tenido. Por culpa de ese hijo de puta rojo. Por su puta culpa he matado a todos mis amigos, y a ti, y ni siquiera conservo un recuerdo que me haga culparme, maldecirme, odiarme, que torture mi alma por toda esta eternidad.

SOFÍA: Sobre eso…antes me has preguntado qué hay en esta olla.

FAMILANYS: Sí.

SOFÍA: Dije que sopa de cabra, o quizá huesos de santo. En realidad da igual la forma que quieras darle. Lo que hierven aquí son tus recuerdos, los de Drake, el cuerdo, el loco, el asesino y Familanys. Sí quieres tenerlos, debes comerte hasta la última gota de esta olla. ¿Quieres hacerlo?

FAMILANYS: No sé si debo, pero creo que lo haré, si tú crees que debo hacerlo. Quiero tener algo que sepa que es mío y que pueda ver y sentir, no sólo tus palabras.

SOFÍA: Eso es tu decisión y no me meteré en ella. (Dirigiéndose al público). Y vosotros, todos vosotros que sois testigos de nuestra existencia, os pido una cosa. Recordadnos. Ahora y siempre. Cuando salgáis de esta cárcel y vayáis a vuestras casas con el paso rápido por miedo a encontraros con Drake, cuando suspiréis aliviados al abrir la puerta y saberos seguros. Cuando os abracéis con vuestros seres queridos, recordéis el tenue espesor entre los vivos y los muertos, cuando sintáis esos escalofríos interminables, cuando suspiréis, cuando os arropéis con tres mantas en la comodidad de vuestra cama, cuando busquéis seguridad en sus frías sabanas, cuando cerréis los ojos en la oscuridad, cuando deis la bienvenida a los sueños, cuando nos veáis en vuestras pesadillas, recordadnos, pues os hemos hecho partícipes de la noche más mágica que podemos ofreceros y si un día dejáis de creer en todo lo que habéis visto y oído, si nos olvidáis, moriremos.

(Cae el telón para siempre).

FIN

“En la alquimia existen tres cosas en un humano: Alma, mente y cuerpo. Yo creo que la mente es la cosa que conecta el cuerpo y el alma”- Edward Elric
Dedicado a Sangtraït, el mejor grupo que ha existido en la península, y a mis amigos.

LOCAL HERO 19 AÑOS



[1] Fa mil anys; en catalán significa “Hace mil años”

[2] Clara referencia a la aldea de Astérix y Obélix, los “galos irreductibles que resisten ante el invasor”.

[3] Cadalso: Tablado para la ejecución de un reo. Horca. “A tirones de cadalso” puede interpretarse como acción de ahorcar. “Cuentan que una vez liberaron del insomnio a un ciego a tirones de cadalso” se refiere a que va a hacer dormir a Familanys ahorcándolo.

[4] Drake’s Dreamland; en inglés: País de los sueños de Drake. Se quiere dar a entender que lo que se va a ver es un sueño de Drake, vivido por Familanys.

[5] Puedo ver durante millas: Referencia a la canción de The Who: “I can see for miles”.

[6] Adaptación libre de una estrofa de la canción “Believe” del grupo americano de heavy metal Savatage. Incluida en su disco ‘Streets’.

[7] En ingles:”There is a Light that never goes out”. Título de una conocida canción del grupo británico de pop rock The Smiths, incluida en su disco ‘The Queen Is Dead’

sábado, 27 de enero de 2007

Matar


¿ALGUIEN ME EXPLICA PORQUE LOS MÁRGENES SE COMEN LAS PRIMERAS LETRAS DE LOS DIÁLOGOS EN ESTE BLOG??

En la oscuridad (Abril 2004)

EN LA OSCURIDAD

Abogado Sr. Angus

En la oscuridad, el interior de la iglesia parecía el escenario ideal para una escena de alguna película de Tarantino o Alex De la Iglesia. Ninguna luz diurna se colaba por los amplios ventanales, lo cuál era ideal para que un abogado del diablo hiciese su trabajo. La misa de la tarde había concluido hacía poco con el sermón que cantaba las maravillas y beneficios de la castidad, ese invento tan divertido que quedó olvidado en desuso hace ya tanto tiempo. Los feligreses habituales en la parroquia del padre Carrasco, que disminuían en función de si el Real Madrid jugaba esa tarde o no, se marchaban ahora a disfrutar de las ventajas de no hacer ni puto caso del sermón que acababan de escuchar. (Por cierto, puedo contar una anécdota sobre uno de éstos: una vez, después de salir de misa de tarde, de irse de bares con los amigos, de ir a casa a cenar y a insultar a su esposa, se fue de juerga al prostíbulo de Mari Puri y encontró al monaguillo barbilampiño con pinta de atleta profesional que oficiaba en la parroquia, oficiando allí mismo con la misma esposa a la que había humillado ni siquiera dos horas antes.)

Esperé un poco oculto entre las sombras, mientras algunas personas, casi todas viejas elegantes con cara de amargadas se colocaban en la cola del confesionario. El imponente y orondo padre Carrasco se disponía a escuchar atentamente los pecados que sus estúpidos feligreses querían borrar de sus almas, sin saber que su destino estaba ya sellado. El padre abrió su libreta, en donde tomaba nota de todo cuanto oía, y quitó la capucha de su excelente pluma estilográfica bañada en oro, una de las ventajas que le proporcionaba el pasar absolutamente de los diez mandamientos. La primera de las figuras se agachó frente a la rejilla para ser la primera en confesar. Se llamaba...

Padre Carrasco

...Soledad Higueruelo. Una de las más antiguas tocapelotas de mi iglesia. Acudía casi siempre a misa para ocupar su lugar en la primera fila, y contemplaba mis ostentosos ademanes extasiada, lo mismo que sentía al oír mis sermones. Suspiré mientras abría mi libreta por la letra “H” hasta encontrar “Higueruelo, Soledad”.

Ahí estaban anotadas todas las confesiones que llevaba en ese año. Practicaba esta actividad una vez al mes, a comienzos de Mayo suponía la quinta. Todas las cosas que contaba eran estúpidas. Que si iba a ir al infierno por tener pensamientos obscenos con su cuñado, que si oyendo la radio accidentalmente había sintonizado una canción de AC/DC y la había oído hasta el final, que si era una incondicional de los reality shows tipo Gran Hermano y esas soplapolleces...temía ir al infierno y por eso aburría a un pobre cura que tenía cosas mejores que hacer. La vieja Soledad inició su quinta y última confesión.

- Ave María Purísima.

- A pelo concebida– Repliqué.

- ¿Qué?

-Sin pecado concebida. Perdón, hija mía, es la edad.

- Lo comprendo, padre. Mire, que le quería contar...no se cómo explicárselo, pero creo que mi marido estuvo el otro día en casa de un amigo suyo que tiene el Canal Plus, y estuvieron viendo un documental sobre naturaleza, o eso dice. El caso es que desde entonces me pide que le haga...ya sabe...me da pudor decírselo...

-Te pide favores sexuales.

-Sí, algo así. Él los llama “mamadas”, y también otras palabras que no quiero contarle.

- Te entiendo. Y sabes que esas porquerías van en contra de la iglesia y tienes miedo, ¿no?

- ¡Sí! Usted lo entiende todo, padre Carrasco.

- Bueno, pues tienes dos opciones: hacerle lo que te pide, o que se lo haga una de las putas de Mari Puri.

A continuación se pudo oír una exclamación ahogada y jadeos. Soledad no iba a decir nada más, así que le recomendé que leyese la Biblia, especialmente las partes tipo “has de honrar a tu marido”, y que si necesitaba ayuda más gráfica, que le pidiese al monaguillo barbilampiño el Playboy Especial, donde podría encontrar todo tipo de información sobre lo que le pedía su esposo. La vieja se fue entre lloriqueos y respiración entrecortada. El resto de la tarde transcurrió con las habituales confesiones vergonzosas y poco serias de las viejas. Tomé nota de todo cuanto escuché y aconsejé, y con lo que llevaba apuntado calculé que pronto podría dar carpetazo al libro que llevaba escribiendo los dos últimos años, basado en los secretos pecados de los que era guardián. El título provisional era “En la oscuridad”, pero también me gustaban “Confesiones para un ateo” y “Fundido en negro”, éste último tomado de una canción de Metallica.

Cuando di por terminada la jornada, cambié la obligatoria toga de los curas por un cómodo chándal, con el que me gustaba salir a hacer footing. Sin embargo, nada más salir a la calle, noté que había algo extraño en el viento. Olía a azufre, joder. Asustado, comprobé que no había un alma en la calle, literalmente. El viento empujaba las hojas, haciéndolas girar hipnóticamente hasta quedar distribuidas en tres montones de seis, y el cielo, antes oscuro, se había vuelto rojo sangre. Una mosca pasó zumbando cerca de mí y cayó muerta al instante. Y al pie de las escaleras, el abogado del diablo. Botas de motorista, vaqueros negros, camiseta de Iron Maiden (concretamente el dibujo de portada del álbum “The Number of The Beast”), chupa de cuero con cadenas y chapas metálicas, y un rostro maligno y sonriente. Dientes punzantes, más parecidos a los de un animal, nariz afilada y ojos relampagueantes. Para rematar, una larga melena pelirroja y rizada le caía en torrente sobre los hombros, y uno gastada gorra al revés le daba un aire a estrella del rock n’ roll. Una legión de cuervos llegó de repente y se posó sobre los árboles, como si fuesen espectadores.

El abogado del diablo portaba un maletín.

Abogado Sr. Angus

El Padre Carrasco iba en chándal, zapatillas deportivas y estaba asustado. Rondaba los sesenta, el pelo totalmente gris y gafas de concha. Me recordaba bastante a Ray Manzarek, teclista del mítico grupo The Doors. (Cuando el cantante, Jim Morrison, llegó al infierno vía sobredosis, yo fui quien firmó su hoja de ingreso, y debo admitir que Jim era uno de los tipos más simpáticos y pirados de cuantos he conocido en el infierno.) El cura se subió las gafas. Sudaba a chorros. Creo que me reconoció, o por lo menos supo quien era.

- ¿Padre Karras? – Dije con toda la simpatía posible. No convenía que el cura se pusiese muy nervioso.

- Carrasco...Padre Carrasco. – Seguro que tenía miles de dudas sobre lo que debía hacer en ese momento, pero siguió allí inmóvil. Algo se atrevió a brillar en él. Provenía de su pecho.

- Padre Carrasco, entonces. Soy...

- Prefiero no saber su nombre, señor. – Lo que estaba escondido en su pecho lanzó un segundo destello que me hizo daño en los ojos.

- Bueno, pues le diré que soy el representante de una sociedad anónima que quiere publicar el libro de confesiones que está escribiendo, padre. Aquí tiene mi tarjeta. ´

Le alargué una tarjeta blanca. Al inclinarse él para cogerla, otro pequeño haz de luz me alcanzó.

Padre Carrasco

El siniestro abogado me extendió la tarjeta de su sociedad. Cuando la cogí, retrocedió como si le hubiesen disparado con balas de fogueo.

¡Aaaahhhrggg! – Aulló. Entonces me arrancó el crucifijo de plata que llevaba al cuello (y que me había olvidado de quitarme cuando no oficiaba misa) y lo soltó como si le quemase. Lo pisoteó con rabia.

- Estas pequeñas estupideces están por todas partes, ¿verdad? – Sonrió, algo más calmado. Hacía un calor agobiante, pero cuando eché un vistazo a la tarjeta me quedé helado.

S.A. TANÁS

Especialistas en todo tipo de publicaciones clandestinas.

Máxima seguridad y discreción.

Tlf: 666 999 664

Preferible fines de semana.

- Naturalmente, al ser una sociedad anónima, no podemos hacerle saber cuales de nuestros miembros están a favor de invertir en usted y sus confesiones, pero le aseguro que son de los más influyentes en las decisiones finales. Pero si le parece, nos vamos a un bar para discutirlo mejor, ¿de acuerdo?

Yo estaba blanco como el papel. Me agaché para coger el crucifijo, pero lo había pisoteado con fuerza. Estaba a punto de partirse en dos. Supuse que ya no tendría importancia, y lo dejé caer. El tipo estaba radiante.

- ¡Bien, padre! ¡Muy bien! Por fin se ha desecho de esa baratija. Pronto tendrá otro crucifijo mucho más bonito y de mejor calidad. Y ahora – Me llevaba casi arrastrando. – le llevaré a un bar que seguro no conoce. Y a propósito, aunque no quiera saberlo, - Me taladró con sus ojos de fuego.- soy el señor Angus, abogado. Encantado de conocerle. Pero lo que le sorprende es la naturaleza de mi juego, ¡sí!

Abogado Sr. Angus

Lo llevé al Día de la Bestia, un local rockero muy de moda en Madrid después del estreno de la excelente película del mismo nombre, que nuestra sociedad produjo para el director Alex de la Iglesia después de que éste se afiliase de por vida a nosotros.

Era un bar sucio, con olor a sudor, tabaco y cerveza, con tipos desaliñados con camisetas de rock y chupas de cuero. Siempre había algún grupo en el pequeño escenario. Estábamos de suerte, pues el grupo que tocaba en esos instantes lo había mandado mi sociedad porque estaba previsto que acudiese allí con el cura. No estaba seguro de cómo se llamaban, pero el line-up era acojonante. A las guitarras Jimi Hendrix y John Lennon, Cliff Burton, el fallecido ex de Metallica, al bajo, el inigualable Keith Moon a la batería, con el mismo aspecto que cuando dejó huérfanos a The Who en 1978, y a la voz principal, probablemente el mejor frontman del infierno, tal y como demostró con AC/DC, el gigantón Bon Scott. (Freddie Mercury no había podido estar porque tenía lugar un homenaje a su persona en Londres, y le gustaba estar presente en este tipo de acontecimientos, aunque tuviese prohibido dejarse ver.)

El grupo estaba tocando “I’ll sleep when I’m dead” un tema con un título muy significativo que compusiera Bon Jovi, a quien llevábamos varios años tentando para que se uniese a nosotros. El padre y yo nos sentamos en una mesa apartada del resto de la clientela y pedí dos aguas benditas, una bebida compuesta de tequila y ron, no apta para gargantas débiles. El cura bebió y poco le faltó para echar fuego por la boca. Yo lo pude tragar sin dificultades. Lo encontré un poco frío, la verdad.

- Joder, padre, es que no tiene garganta para estas cosas. ¿Le pido una crucifixión?

- ¡NO! - Logró serenarse.- No. Oiga, si viene por mi alma, lo comprendo. Soy un mal hombre. Tomo nota de las confesiones de mis feligreses para publicarlas y hacerme rico. No merezco seguir viviendo. Ni siquiera creo ya en Dios. Yo...

- Oiga, padre, cálmese. – Le interrumpí.- No va a morir, ¡al contrario! Le ofrecemos la inmortalidad a cambio de los derechos de su libro. Nos interesa mucho el tema que toca, las confesiones. La gente se confiesa por miedo al infierno. Es bueno saber qué es exactamente lo que teme la gente del infierno, que cosas son las que les hacen creer que están condenados, ya sabe todo eso. Bueno, no tenemos toda la eternidad para discutirlo, (quien lo diría), tiene que darme la respuesta ahora.

Padre Carrasco

Ahora.

¿Qué respuesta podía darle que no me condenase? No sé a qué tenía más miedo, si a Dios, en quien no creía, o al infierno, en donde acabaría con toda seguridad. Bueno, no creo que me quedase otra alternativa, y por lo menos publicaría el jodido libro que nunca debí empezar. Me tomé un pequeño lapso de tiempo para despedirme de mi alma.

Adiós, vieja amiga. Ojalá te hubiese tratado mejor en estos sesenta años. Tuvimos nuestros buenos momentos.

Me pareció oír una vocecita que decía “¡Hijo de puta! ¡Ya era hora de que se te llevaran! Buenos momentos, dice...déjame y no vuelvas a molestarme”, pero quizás sólo fuese mi imaginación.

Miré al infierno que ardía en los ojos del señor Angus. Quise rezar un padrenuestro, pero hacía tanto tiempo que no lo hacía que había olvidado los versos. Sólo recordaba algunos.

“Padre nuestro que estás en los cielos...”

- ¿Y bien? – Preguntó Angus.

“...santificado sea tu nombre...”

- Necesito un trago. – Le dije. Bebí de su agua bendita y casi me quedo sin hígado.

“...no nos dejes caer en la tentación...”

- Ya ha bebido. Se nos agota el tiempo.

“...y líbranos del mal...”

- Sí.

“...amén...” .

Abogado Sr. Angus

El pájaro estaba en el nido y el cazador le había agarrado los huevos. (Los huevos que ponía el pájaro, se entiende, es una metáfora. A ver si me explico: El pájaro era el cura y sus huevos, los polluelos que iban a nacer. Los polluelos representan las ediciones del libro, cuyos beneficios serían para nosotros.) Tuve que sonreír. Jimi Hendrix se estaba pegando uno de sus solos que todos conocemos, capaz de levantar a los muertos. Keith Moon baqueteaba como un poseso. La muerte no le había cambiado nada. Y Bon Scott con sus alaridos...Era genial. El padre Carrasco sudaba como un cerdo, pero es que el calor que hacía era infernal. (Tampoco era de extrañar). Joder, me lo estaba pasando en grande. Apuré mi agua bendita y pedí una crucifixión muy cargada. Cuando se acercó el camarero, al que le habían salido dos alas de murciélago gigante en la espalda y se había olvidado de tapárselas, le dije que no escatimase con los clavos.

- ¡Bueno! Es un auténtico placer hacer negocios con usted, padre. – Comenté.- Ahora sólo una firmita en el contrato y se puede ir a su casa a descansar. Mañana cobrará los derechos del libro. Le mandaremos un mensajero. Desagraciadamente no disponemos de la suficiente moneda en metálico, pero tendrá su pago, un regalo sorpresa de aproximadamente el mismo valor. Y como veo que no tiene muy buena cara...parece enfermo, ¿sabe? Pues venga, firmemos ya el contrato. No se arrepentirá de haber hecho este negocio.

El cura no se movía. No ver, no hablar, no oír, como dice la canción. Tenía la cara gris y los ojos quietos, sin pestañear. Le sacudí.

- ¡Eh! Venga, firme aquí. –

Abrí el maletín y saqué un pergamino viejo y polvoriento, con una letra antiquísima e ininteligible. Lo puse sobre la mesa y el cura lo miró. Hizo un esfuerzo por leer lo que ponía, pero estaba en un idioma desconocido para los mortales.

- Dice básicamente que nos cede los derechos de publicación de su libro, que los detalles de producción (título, edición, precio, etc...) quedan a cargo nuestro, nosequé nosecuántos. Firme en la línea de puntos. No, hombre, no, con bolígrafo no. Es tan impersonal el bolígrafo...Imagínese (sólo es un supuesto) que en un tribunal tenemos que demostrar que la firma es auténtica. Preferimos que firme con su sangre. No se preocupe, es un simple proceso rutinario.

El cura, en aparente estado de shock, se movía lentamente, como un alma en pena. Pinchó su dedo pulgar con una aguja que sacó de un bolsillo y con escritura temblorosa estampó una firma que selló su destino. Para que fuese definitivo, saqué el matasellos de mi sociedad y lo mojé en tinta roja. Alcé la mano ante el contrato. La sombra del matasellos sobre el papel se asemejaba demasiado a una guadaña. Lo deje caer.

S.A.TANÁS

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Padre Carrasco

A continuación me levanté y salí de allí. Atravesé el tugurio en medio de toda aquella música sin mirar atrás. Angus no dijo ni hizo nada. Se quedó mirando el contrato con cara de flipe. No miré atrás hasta que llegué a la salida. Entonces me fijé en los músicos, y bueno, John Lennon me guiñó un ojo.

Un sueño. ¿Era un sueño? Desperté en mi cama entre fiebre y sudores, con la mirada fija en la imagen de la pared contigua. En la casa de un cura lo normal sería un cuadro de Cristo o una reproducción de La Última Cena, pero como yo era un cura ateo e hijoputa pues tenía la chica Playboy del mes de Agosto. Respiré profundamente. La novela. ¿Seguiría siendo mía? Me levanté de un salto y rebusqué furiosamente en el cajón, bajo una edición especial del Nuevo Testamento, que incluía una anécdota acerca de Cristo, Judas y cierta prostituta de Babilonia que se eliminó de la edición final. Allí estaba, el manuscrito original, documentado con decenas de anotaciones. Y en el ordenador estaba la versión definitiva, los frutos de tantos años de escuchar secretos ajenos en la oscuridad.

No volví a conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada. Con los primeros destellos del alba, unos golpes en la puerta me despertaron por completo. ¿Podría ser quien yo esperaba, o alguien totalmente diferente? Dudé si abrir o no, pero finalmente me puse la bata y abrí. Cerré de un golpe. No podía ser, no tenía que ser lo que había visto. Pero los golpes volvían a sonar con más fuerza y por miedo tuve que abrir otra vez. Allí estaba, la chica Playboy del mes de Agosto. Me agarró del batín y me llevó consigo.

La seguí a través de montañas interminables, desiertos áridos perdidos en lugares extraños y desconocidos, atravesamos ríos llenos de cocodrilos y cruzamos bosques embrujados. Un día llegamos a una vasta extensión de terreno pedregoso salpicado de arena caliente. El cielo era color rojo sangre y de vez en cuando escupía fuego que caía cerca de nosotros, y en el horizonte las montañas estaban coronadas por picos puntiagudos como los dientes de una bruja. En uno de ellos, brillaba una luz blanca con tal fuerza que me dio una pequeña esperanza. Me giré hacia la chica Playboy de Agosto, pero había desaparecido. Bueno, ella sí había desaparecido, pero su bikini estaba tirado en el suelo, con una nota escrita en la copa derecha de la parte superior. Escrita en una lengua bastante rara decía algo cómo:

“Quien escucha, su mal oye. Quien mal ajeno conoce, mal propio padece. Mal ajeno no desvelar, mal ajeno no divulgar. Confesiones ajenas alma corrompen. Alma corrompida, alma vendida. Vendiste tu alma y ahora está en manos de otro. Y tu castigo será vagar a través de los campos de destrucción para toda la eternidad. Firmado: S. A. Tanás.”

Solté la nota, que salió arrastrada por el aire. Caí de rodillas. Para siempre. En momentos así, un católico tenía a Dios para dar calor a su alma, un satánico tenía al diablo, pero alguien que había vendido su alma solo tenía un cheque en blanco y un billete de ida al final de todos los finales. Para quedarse en la oscuridad para siempre. Cerré los ojos y traté de buscar esa luz interior que se dice que todos tenemos. Creo que la encontré, pero la bombilla estaba fundida.

Dios

Había sido un día muy ajetreado. Tenía catorce palestinos en lista de espera para ingresar en el pabellón número 7, a ciento cincuenta cancerígenos para la unidad de enfermos terminales, y diez automovilistas que se habían pegado el golpe a dos kilómetros de Alcobendas, sin contar el joven que se habían cargado los ultrasur el domingo en el Bernabéu. Por las noches me gusta ver Crónicas Marcianas, en donde últimamente solían leer un capítulo del libro de reciente aparición “En la oscuridad”. Aunque no era moralmente ético, suponía una diversión y un morbo desconsiderados. Mientras Sardá leía las sorprendentes confesiones de una tal Soledad Higueruelo, me llamaron al móvil. El sonido polifónico de la Novena Sinfonía de Beethoven me martilleaba, llevaba tiempo queriendo cambiarlo. No fue difícil saber quien llamaba, pues era el único número en el mundo compuesto por una sola cifra igual. Respondí.

- ¡Qué pasa, Satán! ¡Cuento tiempo!

- ¡Hombre, Dios! Ya ves, ando viendo Crónicas. ¿Lo estás viendo?

- Claro. La Soledad Higueuelo esa, ¡que zorra! Vaya cosas que le hacía a su marido...

- De eso te quería hablar. Te cambio una Higueruelo por un toxicómano y un músico de rock.

- ¿Por qué?

- Porque en el infierno ya no quedan más pabellones para los toxicómanos y los rockeros. Estoy haciendo horas extras para tenerlos a todos bien agrupados y que no se escapen, pero es que no me queda más sitio. Venga, hazme este favor, tío, que somos colegas...

- Está bien. Cuando la palme la Higueruelo te la mando para allá.

- ¡Gracias! Eres la hostia, tío. Mañana tendrás al toxicómano y al rockero en tu puerta.

- Venga, Satán, hasta otra, que me estoy perdiendo Crónicas.

Colgué. Satán era un gran tipo, pero a veces demasiado pesado. Me jodía que yo tuviese que acurrucarme entre las nubes con un traje barato y tener que hacer siempre el bien, para que ese estúpido Papa pudiese seguir respirando allá abajo. A veces me gustaría ser como mi amigo Satán, bajo tierra en un lugar de sangre y fuego, con un trono construido expresamente para él, pudiendo pasearse en pelotas por donde le diese la gana, y con miles de sirvientes a su servicio, con todas las mujeres que quisiera, con conciertos de rock n’ roll cada noche...a veces desearía hacer el mal y que se celebrasen unas elecciones en el cielo para poner a otro gilipollas que lo hiciese mejor que yo. Los que supieron elegir bien, eligieron a Satán como su propio dios y así les va, de puta madre. Un día bajaré a la Tierra, me reencarnaré de pirómano psicópata, entraré en las iglesias con trapos mojados de gasolina y cerillas, y los fuegos artificiales se verían desde el infierno.

Abogado Sr. Angus

Otro día más en la ciudad, viendo como las ventas de “En la oscuridad” suben como la espuma, sobre todo después de la extraña muerte del padre Carrasco, a quien yo llamaba padre Karras. Encontraron su cuerpo en su piso, tumbado frente al póster central extra –grande de la chica Playboy del mes de Agosto. El cadáver estaba hinchado y morado, a punto de reventar de todo el alcohol que había tomado el día anterior. A su alrededor abundaban las botellas vacías y las cajas de pastillas. La primera hipótesis fue lo que resultaba obvio; que se había suicidado después de publicar su novela, por un lógico ataque de pudor, o de vergüenza, o algo así. Pero la autopsia descubrió que había consumido algún tipo de alucinógeno en las últimas 48 horas. Alucinógenos para ver al demonio, seguro. En sus últimas horas quiso saber si había algo más que Dios, por quien malgastó toda su vida en catequesis, en seminarios, total para llegar a los sesenta y sospechar que sí, había algo más y era mucho mejor. El padre Carrasco no vendió su alma al diablo. Tampoco se la había vendido a Dios. En realidad, nunca tuvo alma.

Como un perro sin hueso, como un muerto sin autopsia, caminó toda su vida buscando un camino, para en el final volver a caer en la oscuridad de la que nunca debió salir.

FIN

Abril de 2004, mientras escucho por primera vez el “Volumen Brutal”, de Barón Rojo.

Aún con sus fallos, es la historia de mi primera época de la que estoy más orgulloso.