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jueves, 10 de febrero de 2011

B.


Estamos sentados a la entrada de la piscina, y el calor es sofocante. Nos miramos, mordiéndonos los labios por tener que reprimir lo que sentimos, y de repente todo el mundo desaparece. Se han ido para dejarnos solos. Tú, a través de la verja, dices que quieres echarte al agua porque estás quemándote. Levantas tus piernas, colocando los pies sobre mis rodillas para que vea como cambian de color por la luz del sol sobre las sandalias. Te las desabrocho lentamente y con cuidado, acariciándote los tobillos y voy subiendo el dedo rozando tus piernas, hasta que me detienes y me pides que te lleve a la piscina. Me levanto, colocas tu pie descalzo sobre mi bulto en llamas y lo frotas. Acepto mi condición de servilismo y me quito toda la ropa. Te cojo en brazos, nuestras narices casi rozándose y tu culo sobre mi pene a punto de estallar. Te llevo desnudo hasta la piscina y te dejo en el borde. Nos miramos, mis manos están en tu cintura. Me acaricias el cuerpo mientras me miras con tu sonrisa de saberte ganadora. Descubro el hechizo que has causado. Si me corro, reaparecerá toda la gente. Tu superioridad me excita. Me pides que te quite la ropa para poder bañarte. Me arrodillo y desabrocho tu cinturón. Tus ridículos pantalones crean marcas sobre tu perfecta piel, tu perfecto cuerpo. Los bajo a la par que tus bragas, quedando amontonados sobre tus pies. Tu rubio sexo es como el sol. Lo beso educadamente. Intento poner las manos sobre tu culo, pero recuerdo la condición mientras sonríes satisfecha. Voy levántandome a la par que levanto tu camiseta ceñida para comerte, lolita. Tu cara y tu blanco sujetador me aguardan. Me muero por besarte. Desabrocho tu sujetador con delicadeza, dejando tus tetas al aire. Ahora estamos desnudos frente a frente. Empujo mi polla contra tu coño, trastabilleas con el pantalón y caes al agua. Me lanzo encima, y sale humo cuando me sumerjo. Nos encontramos y nos abrazamos bajo el agua. No me contengo y manoseo desesperadamente tu cuerpo, haciéndote daño, para que sepas que estoy ahí. Me agarras la polla y tiras fuerte de ella para detenerme. Recuerdo tu superioridad y paro. Me arrodillo bajo el agua mientras tu te quedas arriba chapoteando, y localizo tus pies flotando ante mí. Me agarro a ellos, besándolos y voy trepando por tus piernas, ahora sí, hasta colocar mis manos sobre tu perfecto culo, acariciándolo. Asomo la cabeza por encima del agua, sobre tu ombligo, y te elevo, tu perfecto cuerpo desnudo al sol, tus pezones duros, las gotas de agua brillando, tu pelo mojado, tus ojos cerrados, tus labios anhelantes. Eres la imposible perfección para mí. Quiero servirte por siempre. Suben mis manos acariciando tu espalda y sube mi boca hasta tus tetas, por fin. Me quedo en ellas, lamiendo tus pezones, mordiéndolas, chupándolas, hasta llegar a tu cuello mientras gimes y te pegas a mí. Agarras mi polla y empiezas a masturbarla. Haz lo que quieras. Es tuya. Somos tuyos. Nos besamos intensamente de todas las formas posibles. Tus manos se vuelven locas y me soban, me manosean indecentemente, me arañan y me hacen sangrar. Eso me excita aun más y busco tu coño. Lo acaricio a tientas, introduzco un dedo, dos y llevo la polla hasta allí. Rodeas mi cintura con tus piernas y te penetro a la par que mi lengua penetra tu boca mientras te abrazo con fuerza. Te follo durante horas sin necesidad de correrme, controlando los tiempos, mientras tu te corres frecuentemente y te quedas sin fuerzas, agotada y desnuda en mis brazos. Desfalleces, y te saco del agua en mis brazos. Te llevo al césped y te tumbo sobre una toalla, secando tu cuerpo al sol. Te quemarás sin protección, así que me agencio un bote y lo extiendo por todo tu cuerpo. Empiezo besando las plantas de tus pies, los empeines, entre los dedos, masajeando hasta que te despiertas y sonríes. Te hago partícipe de mi sumisa adoración. Extiendo la crema masajeando desde tus tobillos a tus ingles. Acerco mi boca a tu coño y te lo beso hasta que vuelve a abrirse, momento en el que mi lengua se vuelve loca hasta que te corres violentamente. Relajo tu cuerpo aquejado de espasmos de placer, ahora extendiendo la crema por tu abdomen, cintura, tetas, hombros, brazos, manos, cuello. Acaricio tu cara, te beso y te doy la vuelta. Tras dar crema en la parte posterior de tus piernas, masajeo tu culo para hacer desaparecer las marcas de tu ridículo pantalón. Lo cubro de besos y me siento sobre él, mi llameante polla sobre la raja de tu culo, para hacerte masaje en la espalda. Doblas tus piernas acarciando con tus pies mi espalda desnuda que está quemándose al sol. Masajeo desde tu culo hasta tu cuello, con especial trabajo en los hombros y parte posterior de tus brazos. Acaricio cada milímetro de tu piel. Te beso el cuello apasionadamente, me arrodillo y ya sabes lo que toca. A cuatro patas, agarro tus tetas mientras introduzco mi polla por tu culo repetidas veces. Exhausto, caigo sobre el césped. Tu turno. Manoseas mi cuerpo y te metes mi polla en la boca, besándola, chupándola, mordiéndola. Haces lo que quieres conmigo y yo me entrego a tus placeres. Finalmente, tumbas todo tu cuerpo sobre el mío y nos besamos apasionadamente. Te abrazo y giramos sobre el césped, manchándonos de verde mientras seguimos besándonos y rodando hasta caer en la piscina. Vuelvo a penetrarte. Esta vez me corro con tal violencia que todo el mundo reaparece de repente y nos miran, excitados. No me importa. Sigo disfrutando de tí, y quiero que dure eternamente.