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miércoles, 28 de enero de 2009

El Toque de la Vergüenza

Acto I: La isla del cielo

(El escenario es una isla. Arena, piedras, vegetación, árboles altos, orilla y sol. El mar está pintado al fondo. Hay una señal con una flecha indicando hacia la derecha, clavada en un árbol. Charlie está caminando en círculos cerca de la orilla. Melena, rizos, perilla, ropa negra. Camina de una forma un tanto peculiar, pues cuando completa una vuelta se para, agita los brazos y vuelve a comenzar. Se para frente al público.)

CHARLIE: Como dos centinelas erguidos, mis bigotes protegen la entrada a mi verdadero ser.

(Continua dando vueltas. Por el lado izquierdo aparece un tipo alto. Larga gabardina beige, pelo negro totalmente engominado y pulcramente peinado hacia atrás, taza de café en la mano derecha y grabadora en la izquierda. Es el agente especial Dale Cooper[1]. Charlie lo ve y se detiene. Se quedan mirando un instante.)

COOPER (Hablando a la grabadora): Diane, setecientas cuarenta y tres horas, sesenta y dos minutos del mediodía. Acabo de llegar a ese lugar que previamente habíamos denominado como ciertamente extraño. Es una especie de playa rodeada de kilómetros de nada, y hay un tipo no menos extraño mirándome.

CHARLIE: ¿Qué hora has dicho que es? ¿Y dónde estamos?

COOPER: El tiempo aquí tiene su propio funcionamiento, porque no se rige por las mismas reglas que el resto del mundo. Y en cuanto a su posición, sólo te diré que aquí nunca se pone el sol. Y que sólo es una estación de paso, así que espero que quien tenga que recogerte llegue pronto.

CHARLIE: ¿Y si no viene nadie a recogerme?

COOPER: Entonces plantéate tu importancia porque debe de ser menos de la que crees. ¡Hasta la vista! Y ten cuidado. Hay algo siniestro en estos parajes.

CHARLIE: Espero que salgas de la Logia Negra algún día.

(Cooper desaparece por un lateral. Charlie lo observa un rato y acaba sentándose. Se cierra el telón.)

Acto II: Independencia

(Casa de Tobias. El escenario es una mansión lujosa, con ventanas de lujo, cuadros ornamentados, y una amplia biblioteca. En una mesa redonda están sentados Tobias y Kathia tomando té. Aparentan treintaypocos años y van vestidos elegantemente, Tobias con traje marrón y corbata y Kathia con chaqueta y falda. Suena un concierto para piano de Bach.)

KATHIA: No sé por qué no puedes aceptarlo.

TOBIAS: Si quieres que te lo diga claro, ¡prefiero morir antes que eso! Mi nación no puede aceptar esta deshonra.

KATHIA: Es nuestro hijo.

TOBIAS: ¡Tu hijo! Exceptuando algunos lazos contractuales, no tiene nada que ver conmigo.

(Entra Pip por el lado izquierdo. Es un niño de 12 años que viste traje y corbata, pero muy viejas y sucias. Tiene el pelo blanco y la cara sucia también.)

PIP: ¿Mamá? ¿Es cierto lo que ha dicho ése?

TOBIAS: ¡Trátame con más respeto, soy tu padre!

KATHIA: Para despreciarlo sí que eres su padre. Sal de aquí, tengo que hablar con NUESTRO hijo.

TOBIAS: Pues claro que salgo. Y no esperes que vuelva en un tiempo.

(Tobias sale de escena por la parte derecha. Pip ocupa su lugar en la mesa).

PIP: Mamá, necesito saber por qué me recluís en casa sin dejarme ver a nadie. Siempre tengo que escaparme a la calle, por eso tengo este aspecto.

KATHIA: Ya sé que te escapas, y no te lo reprocho, pero debes saber que, tal como está la situación aquí, es muy peligroso.

PIP: ¡Mamá! ¿Qué pasa en este lugar? ¿Por qué no hay libros de historia que pueda estudiar? Vengo de robar en la librería de la esquina y no hay más que novelas, libros de cocina… ¡Yo quiero saber!

KATHIA: Eso…te lo contaré todo, hijo. Ojalá tuviera ilustraciones a mano, pero se quemaron en la última batalla. Verás, Pip, hace 20 años toda esta nación en la que vivimos no existía como tal. Como no has visto mapas, no sabes que vivimos en una península, y que hay una frontera justo en la mitad, más allá de la cual no se puede ir.

PIP: Había escuchado rumores. La llaman Hincultonia y es un desierto en el que llueve fuego, las noches son heladas y habitan demonios analfabetos y devoradores de personas.

KATHIA: Sí, bueno… hace veinte años, esa nación y la nuestra, Cultolandia, eran una sola. Antes de la cruenta guerra que terminó independizándolas, se llamaba…

PIP: Estepa.

KATHIA: Ís. Quiero decir, sí. Parece que sabes más de la cuenta. Bueno, así lo entenderás mejor. (La música cambia paulatinamente a algo más siniestro). Hace 20 años, cultos e incultos vivían juntos, sí, pero la convivencia era tensa e irrespirable, con peleas y actos vandálicos entre ambos bandos. Los cultos, como es evidente, nos quejábamos de la falta de educación y conocimientos de los incultos, y ellos se quejaban de nuestro aire de superioridad. También se ofuscaban las numerosas veces que les costaba entender cualquier cosa, y se desahogaban con violencia. La crudeza en el ambiente llegó a causa de una norma que instauramos nosotros, la de cobrar por opinar.

PIP: Eso es tiránico. ¿Cómo puede alguien aceptar eso?

KATHIA: No se acepta, se impone y punto. Con eso se evita que la gente diga tonterías y se calle más veces. Existe un refrán: “Si la gente se limitase a hablar solamente de lo que sabe, se produciría un gran silencio que nos permitiría a todos pensar.”, y eso es lo que se intentó conseguir. Se redujo el número de estupideces que contaminaban el ambiente y al principio la gente se moderaba bastante en sus opiniones. Pero…

PIP: La tiranía nunca ha traído nada bueno a la larga.

KATHIA: Ya nos acabamos dando cuenta de eso… (La música va descendiendo de volumen e intensidad mientras se cierra el telón.)

Acto III: Historia de dos naciones

(El escenario es un aula escolar destrozada y desordenada. No hay mesas ni sillas. Hay hojas sueltas por el suelo y una gran pizarra rajada y rota por las esquinas. Un hombre de avanzada edad, Jules, está de pie junto a la pizarra, con aspecto de profesor. En el suelo hay sentados tres chicos y dos chicas jóvenes, de quince o dieciséis años que visten de forma normal. Sus nombres son Arturo, Esteban, Jona, Belén y Claudia).

JULES: Pueeees…eso…que…¡Atended!

ARTURO: ¡Pero es un rollazo y un coñazo!

BELÉN: ¡Calla! Es la historia de nuestro país.

CLAUDIA: Pues por eso mismo, la historia es un coñazo.

ESTEBAN: ¡Como tú, Clau! Jajaja.

CLAUDIA: ¡Gilipollas inmaduro antisocial desgraciado malparido!

JONA: HOYGAN KE A DISHO LA KLAUDIA KE NO LO HENTIENDO KE ME LO HEXPLIKEN GEGEGEGE.[2]

ARTURO: Déjalo, Jona. Luego te lo explico mejor, pero ahora es mejor que no digas nada…

JONA: HOYGA GRAZIAS DE HANTEBRASO GEGEGEGE.[3]

JULES: Veo que Jona no se ha recuperado de su incidente con Aquellos De Los Que No Hablamos.

BELÉN: ¿Los lib….? (Esteban se apresura a taparle la boca con la mano).

BELÉN: Vale, los L-I-B-R-O-S.

ARTURO: No…y me culpo por ello. Nunca debí dejarlo solo en aquel sitio tan horrible. (Solloza) Estaba todo lleno de esas…cosas con hojas. ¡Íbamos a quemarlos, lo juro! Yo estaba preparando el mechero casi…inspeccionando el lugar, ya sabéis, ¿no? Y entonces…

ESTEBAN: Tranquilo, tío, no hace falta que sigas.

ARTURO: ¡…Pero es que no pude evitarlo! Al volver lo encontré en el suelo con una cosa de esas abierta, una mueca y los ojos en blanco. ¡NO PUDE EVITARLO! (Golpea el suelo).

CLAUDIA: Vaya nenaza.

JULES: No seas tan dura, Claudia. Y Arturo, que sepas que lo que hizo Jona lo convirtió en el héroe más valiente que jamás ha dado Estepa.

BELÉN: Ís.

CLAUDIA: Esto…Belén, ¿Sabes algo que nosotros no sepamos? Porque que yo sepa, vivimos en Hincultonia.

JULES: Gracias, Belén, por reconducir el tema justo a donde yo quería. TENGO que contaros una historia que debéis conocer, no ya solo por explicar vuestro origen y circunstancias, sino porque sois los únicos que pueden hacer algo tal y como están las cosas. Veréis, hace 20 años…

ARTURO: Si vas a contarnos lo de la guerra por la independencia, los impuestos por opinar y la separación del país en dos naciones, yo también lo sabía. Estamos en tierra de incultos, pero no todos somos tan tontos.

ESTEBAN: Yo no sabía nada de eso. Y por el momento no me importa. Creo.

CLAUDIA: A mí tampoco. ¿Vamos a enrollarnos?

ESTEBAN: YEAH. (Ambos se levantan, se besan, se cogen de la mano y se disponen a irse por un lateral).

JULES: De acuerdo, id a causarle más problemas a Hincultonia con la hipersobrepoblación. Pero llevaos a Jona. No creo que escuchar lo que tengo que contar le vaya a hacer ningún bien.

CLAUDIA: Pues vale, vaya rollo. (Coge a Jona con la otra mano y lo levanta). Venga, Jona, que tú vas luego.

JONA: HOYGAN HESTA NOCHE FOLLO GEGEGEGE.[4]

ESTEBAN: Pero yo primero, ¿eh? ¡Arturo! Atento al toque de la honra.

ARTURO: Más valdría que fuese el toque de la vergüenza, capullo. (Esteban, Claudia y Jona desaparecen de escena).

BELÉN: ¿Qué es eso de los toques?

ARTURO: Normalmente, cuando Esteban queda con alguna tía, suele darme un toque al móvil. Si ha pillado, es el toque de la honra, y si no, el toque de la vergüenza.

BELÉN: ¿Y como sabes cuál es cuál?

ARTURO: Nunca me lo he preguntado…Y la verdad, no me interesa demasiado. Prefiero darlos yo… si tuviera la ocasión. (Se queda mirando a Belén).

BELÉN: Err…

JULES: Chicos, necesito explicaros esto. ¿Estáis al tanto de la hipersobrepoblación, no? Los hincultanos somos muy demasiados[5] y no hay abastecimiento ni espacio suficientes para todos. Por eso muchos son inmigrantes ilegales tras las fronteras de Cultolandia.

BELÉN: Pero… ¿no deben de durar mucho por allí, no? Los cultos los atraparán y a saber lo que hacen con ellos.

JULES: Muchos son deportados sin más. Otros se resisten con violencia y pierden, no sin ocasionar disturbios. Pero otros…se quedan allí. No de forma legal, pues eso es imposible, pero sí como refugiados de forma clandestina. En casas de los cultos.

ARTURO: No puede ser. ¿Escondidos en el desván?

JULES: Sí. En el desván, en el sótano… O sin esconderse, viviendo con ellos. No es imposible, ya sucedía antes de la independencia. Un inculto viviendo con una culta, o al revés. Y todo por una sencilla razón de ser, la preservación de la especie. ¿Cómo de grande creéis que es la población de Cultolandia actualmente? Sólo os diré que tras separar la nación en dos y establecerse cultos e incultos en sus respectivos lugares, el primer censo de la población de Hincultonia alcanzaba más del 70% del total.

ARTURO: Y si éramos tantos, ¿por qué no los aplastamos y borramos del mapa? Tanto entonces, como ahora. Y nos quedamos con todo el terreno. Y… y… podríamos… ¡esclavizarlos! ¡Y a los que se negasen, ejecutarlos! Y luego…

BELÉN: ¡Calla, mentecato! Deja de decir burradas, no sea que a algún idiota se le ocurra seguir tus ideas. Jules, ¿por qué hay cultos que esconden a incultos en sus casas? ¿Y qué pasa con la hipersuperpoblación? Quiero decir, imagino que tanta gente en la mitad de espacio no puede funcionar de la misma manera, pero…

JULES: No, no puede funcionar de la misma manera, claro, pero no es solo eso. Una población de personas exclusivamente incultas no es capaz de poner en marcha todos los mecanismos que hacen avanzar a un país. No hay nadie que dirija, en ninguno de los sectores. No existe organización ni distribución ni producción que no tenga miles de errores y que llegue a su destino. Ya os dais cuenta de eso.

ARTURO: Pues sí, pero es que siempre hemos vivido así. Si no llega comida la robamos, si nos la roba otro más fuerte nos jodemos y esperamos a otra oportunidad. Supongo que otros países vivirán mejor, pero yo y la gente que conozco hemos crecido así y bien atléticos que estamos.

BELÉN: Si, casi todos estamos en buena forma física. Eso no puede negarse. Pero todo lo demás es cierto, vivimos en un desastre caótico y todo está hecho una ruina. Y hay poco espacio para tanta gente. No sé, me he acostumbrado. Pero se ve que no está bien.

JULES: El principal problema de Hincultonia es la estupidez, pues es lo que somos. No podemos callarnos lo primero que se nos ocurre, y una vez instauraron la norma de pagar por opinar, eso jodió totalmente nuestro sistema económico. Claro que por aquel entonces aun no nos habíamos separado, pero nos dejó muy tocados. Y además de muchos y pobres, todos salidos. El sexo fue nuestra vía de escape. Y de ahí nuestro propio baby boom.

ARTURO: De ahí la hipersobrepoblación... y el dicho que le encanta a Esteban.

BELÉN: Sí, ese de…”Si pesa más que un pollo…”

ARTURO: Me lo fo…

BELÉN: ¡No lo digas!

JULES: Exacto. Que por nuestra propia culpa está el lugar como está. Pero tampoco penséis que ellos están mucho mejor, allá en Cultolandia, Les pasa exactamente lo contrario.

ARTURO: Ojalá estén bien jodidos.

JULES: Lo que están es desorganizados. Como son muy listos, no les faltan planes de mejora, pero les falta la mano de obra, es decir, nosotros. Peones que curren, que transporten, que planten… esas cosas. Y además, se reproducen muy poco. Aparte de porque son pocos, porque la mayoría de parejas están formadas y entre ellos no está bien vista la bigamia. Así que no, no sabría decir en dónde se vive peor. Se están muriendo.

BELÉN: Entonces…¿Eso que has dicho antes de que había incultos ocultos por voluntad de cultos? ¿Los usan para procrear?

ARTURO: Tiene que ser eso. ¿Y tienen hijos mestizos? ¿Y qué pasa después con los incultos? ¿Se quedan allí?

JULES: En efecto, tienen hijos mestizos que desde su nacimiento son fuertemente educados en el arte y la cultura, para no levantar sospechas. Si aprenden rápido no tendrán ningún problema, porque no hay genes de cultura o de incultura. La condición se forja en la educación recibida en la infancia y adolescencia, así que hasta que no alcancen cierta edad viven en aprendizaje continuo. No estoy muy seguro de cual es esa edad límite, pero no debe de ser mucho más de 20 años.

BELÉN: Antes has dicho que hace 20 años de la independencia, entonces…

JULES: Entonces no debe de faltar mucho para los primeros exámenes de ciudadanía a realizar. Prefiero no saber lo que harán a los que suspendan. Y por si fuera poco, hay una cosa más a tener en cuenta. Tiene que ver con el capitán del ejército culto, un hombre muy rígido y malvado llamado Tobias Anguera, porque, y decir esto en Cultolandia no está permitido, hay rumores sobre la nacionalidad de su hijo…

ARTURO: Al final todo queda en familia.

(En ese momento se escucha un extraño ruido, como de campanillas. Charlie aparece por la derecha del escenario y todos le miran).

CHARLIE: Tíos, no sé quienes sois ni qué lugar es este, pero acabo de ver un asesinato doble y el asesino me ha dicho que es vuestro amigo y que en breve vendrá a por vosotros, y cuando digo “amigo”, me refiero a “amiguito” entre un mar de comillas. Ah, y habla raro.

ARTURO: No…¿Jona? ¡¡NO!! Esteban…

BELÉN: (Sollozando) Claudia…

JULES: Un infiltrado de Anguera, todo este tiempo… ¡Maldito Jona!

(Se cierra el telón)

Acto IV: Aunque sea tarde

(Casa de Tobias nuevamente. Kathia y Pip siguen su conversación)

PIP: ¿Es eso cierto?

KATHIA: Hasta donde yo sé, sí. Que tu padre…Tobias… lo sepa, ya no lo sé. Y bueno, a estas alturas llamarlo “tu padre” tan abiertamente no sé si será un eufemismo.

PIP: ¿Lo es? Y si no, ¿quién fue mi padre? ¿Era de más allá de la frontera? Mamá, tú tienes que saberlo.

KATHIA: No puedo darte una respuesta definitiva, lo siento. Todavía hay un dato más en esta embrollada historia de guerras y muertes…

(La iluminación desciende ligeramente y el escenario queda en tonos oscuros).

KATHIA: No eres tan pequeño para oír esto, ya tienes doce años, y quizá en pocos años más te veas obligado a hacerlo aunque no quieras. Me martiriza, hijo mío, pero las páginas de la historia de Cultolandia también están manchadas, como las de Hincultonia, de sexo.

PIP: Sé algo, he leído también sobre el tema. Pero soy demasiado joven aún.

KATHIA: Pero lo que tengo que contarte trata sobre la parte oscura del sexo. No la placentera y agradable, sino la maligna y dolorosa.

PIP: Argh… no, lo siento, no puedo escuchar estas cosas y menos viniendo de ti. Términos como “Violación” sé lo que significan más o menos, y si tiene que ver con lo que vas a contarme…

(Pip da vueltas por toda la habitación y no parará hasta que concluya el acto).

KATHIA: No, no exactamente. Lo que pasa es que sabes que Cultolandia siempre ha estado escasamente poblada y con necesidad urgente de reproducción. Esto es difícil por su propia definición, y porque las mujeres no somos máquinas de hacer niños, ni por supuesto nos acostamos con cualquiera, pues la mayoría estamos comprometidas o casadas. Y en nuestro territorio la bigamia no solo está mal vista, sino que está prohibida. Pero…

PIP: Mamá, por favor, no sigas.

KATHIA: …algunas mujeres y hombres siempre habrá que estén al margen de la ley. Y se empieza por placer, que va oscureciendo, hasta transformarse en una necesidad oculta por todos, pero latente cuando las luces se apagan. Algunas mujeres llevaron máscaras de otras mujeres para… (La voz de Kathia tiembla) ya sabes, ocultar su identidad y hacer pensar al hombre que estaba teniendo sexo con muchas mujeres diferentes. Y los hombres siempre serán bocazas, y decían que se habían acostado con 10 mujeres distintas en pocas semanas, y más hombres se lanzaron a la búsqueda, y eso determinó en hijos no reconocidos, en parejas rotas, en desavenencias, y cuando un país de población pequeña se resquebraja de esta forma, está abocado a la desaparición, y….

PIP: ¡¡¡MAMÁ!!!

KATHIA: …y hay inmigrantes ilegales que son usados para placer y reproducción, y una vez ya no sirven, se les oculta o se les denuncia, acusándolos de violación, y entonces hay un líder culto, capitán de los desastres, que los elimina, y destierra a los hijos bastardos al limbo, y…

PIP: ¿Qué es eso del limbo?

KATHIA: Una tierra de leyenda, creada por tu pa… por mi marido, el capitán Tobias Anguera. Para desterrar ahí a los hijos mestizos y no reconocidos, sabes. Es una isla apartada de la península, pero no queda lejos. Como el mismo Tobias dijo, se le llama limbo porque es donde van los que no corresponden ni al Cielo (Cultolandia) ni al Infierno (Hincultonia). Una isla del cielo. Un purgatorio, pero se dice que ese lugar guarda toda la magia que ha ido desapareciendo de las dos naciones.

PIP: Tiene su lógica, mientras ambos territorios se rompen, el purgatorio purga y se convierte en el lugar más rico de la zona. Me gustaría verlo, y supongo que será ese mi destino.

KATHIA: No, Pip… antes que eso, debes detener a Tobias. Quiere recuperar todo el terreno inculto y exterminar a quien se oponga. No debe hacer eso. Es un imperio condenado a la hecatombe…

PIP: ¿Cómo puedo detenerle yo? ¿Cómo iba a poder?

(Se vuelve a escuchar el extraño sonido de campanillas y Charlie aparece por un lateral).

CHARLIE: Eso me pregunto yo, chaval. Pero hay más gente que piensa parecido a tu madre, y me han encargado que te lleve con ellos.

PIP: ¿Quién eres tú? ¿De dónde…?

KATHIA: De la isla del cielo vendrá, tiene esa pinta. ¿No es así?

CHARLIE: Esa pinta, dice…No tengo muy claro de donde vengo en un principio, pero acabo de estar con un viejo, dos chavales y un loco que se ha cargado a dos personas, y no tengo mucho tiempo para explicarlo. Pero lo que me han dicho, chaval, tenemos que irnos más allá de la frontera. Y no te lo estoy proponiendo, porque por lo visto tú puedes evitar que las cosas se pongan peor. Así que despídete de tu mamá y vámonos.

PIP: No pienso negarme, pero tendrás que protegerme por el camino hasta que lleguemos. Y una vez allí ya no sé lo que pasará.

KATHIA: Si ese viejo es Jules, por favor, espero que no le pase nada. ¿Dices que han muerto jóvenes? Dios mío…

CHARLIE: Sí, un chico y una chica, y el autor es otro chaval. Uno que habla como si fuera el octavo hijo del octavo hijo de un analfabeto. Un reanalfabeto[6], vamos. No sé como lo habrá hecho pero es una salvajada. Conseguimos reducirlo entre todos y ahora está atado en el aula de Jules. Espero que siga así cuando lleguemos. Jules también me dijo que el capitán Anguera tenía planes de iniciar la guerra de exterminación definitiva yendo allí en unos días con su ejército, a hundirlo todo. Si quieres mi opinión, los militares enfurecidos los carga el diablo.

KATHIA: No te falta razón, esta vez el diablo se llama Tobias Anguera y su ejército es su munición. ¡Partid ya! Pero, hijo…(Kathia y Pip se toman de la mano) …ten piedad con Tobias si es que podéis con él, sea tu padre o no. (Se abrazan).

PIP: Volveré. Aunque sea tarde y con las manos demasiado vacías

(Se cierra el telón)

Acto V: Hienas devorando leones

(El escenario es la misma aula escolar del acto III. Hay cascos militares tirados por el suelo. Charlie está inconsciente atado a una silla, con signos de violencia. Belén y Arturo están tirados por el suelo. El cadáver de Jona tumbado en una mesa. El capitán Tobias Anguera está de pie, vestido de militar y con una escopeta, apoyado en la pared. Los observa).

VOZ EN OFF: JUSTO DESPUÉS DE LA BATALLA.

TOBIAS: Lo más alucinante que verás en tu vida será una hiena devorando un león… Al final tenía razón ese maldito viejo. Nos han dado pero bien estos putos incultos.

(Pip se aparece por el lateral y se planta delante de Tobias. Está despeinado y con algunos jirones en la ropa).

PIP: Ya está, la batalla ha terminado. Ya has visto que por muy listos que sean los cultos, los incultos siempre van a ser más y en mejor condición física. Asúmelo y retira las tropas.

TOBIAS: (Apuntando a Pip con la escopeta) Dame una razón por la que no pueda al menos acabar contigo ahora. Créeme, tendré suficiente con eso a pesar de la derrota.

PIP: ¿Qué razones puedo darte tanto positivas como negativas? Tus soldados están desperdigados buscando sus ideas esparcidas y ensangrentadas, los hincultanos están acabando con las vidas de los que agonizan, y los que aun tienen fuerzas para moverse están escapando. Si me matas, oirán el disparo y vendrán a triturarte. Lo mejor que puedes hacer es escapar tú también.

TOBIAS: Sí, ya, lo que tu digas, aprendiz de hijo. Mira, ni yo mismo sé si te hice o no, y te crees que puedes apaciguar este fuego tan difícil de apagar…

PIP: Sí que es difícil de apagar, pero esta lucha me ha enseñado muchas cosas sobre las diferencias entre reparar y destruir. Nosotros repararemos lo que habéis destruido.

(Belén se levanta).

BELÉN: Pip… podrás hacerlo, como has podido liderarnos en esta guerra ganada de momento. Cuenta con nosotros en todo momento. Y éste… (Señala a Charlie y lo desata) …ha sido el mayor símbolo de ferocidad en el combate que he visto. El mejor, venga de donde venga.

TOBIAS: ¿Estás segura? ¿Ese? ¿Sabes quién es? Jajaja, claro que no. No le perdáis de vista, os deparará muchas sorpresas divertidas. Y aunque me gustaría verlas, por una vez voy a aceptar una sugerencia. Me largo. Y me llevo a un amigo, a darle un entierro digno allí de donde procede. (Toma el cadáver de Jona entre sus brazos) Volvamos a la isla del cielo.

BELÉN: ¿Jona? ¿Has tenido algo que ver con su vena criminal?

TOBIAS: Nunca confíes en nadie que no pueda encajar ni en cielo ni en infierno, querida inculta. Adiós, asqueroso país de iletrados sin aprecio por el arte, las letras y la música de verdad.

ARTURO: (Incorporándose lentamente) Oye, cabeza cuadrada, para colores gustos, o como se diga.

TOBIAS: La verdad absoluta existe. (Tobias y Jona desaparecen por el lateral. Ruido de campanillas. Belén se acerca a Charlie. Pip se deja caer al suelo, agotado).

PIP: ¿Qué habrá querido decir con…? (Charlie alza la cabeza de súbito).

CHARLIE: GEGEGEGE.[7]

(Un sonido chirriante y tenebroso. Se cierra el telón)

FINAL

NOTAS Y AGRADECIMIENTOS

La referencia de la inclusión del agente Cooper en el primer acto es por puro amor a Twin Peaks. Los fans de esta serie que lean este guión tal vez vean un par de guiños más, pero todo depende de cómo se interprete cada cosa.

Lo único que pretendo contar es la historia de dos países y sus problemas políticos y demográficos. No me interesa contar el asesinato de Jona ni la batalla final, pues ese tipo de escenas pueden verse en cualquier película, amén de la dificultad de adaptarlas satisfactoriamente al formato teatral.

Las localizaciones son imaginarias y casi cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, así como los personajes. Algunos tienen razones tras sus nombres:

Pip se llama así en referencia al protagonista de “Grandes Esperanzas” de Charles Dickens.

El apellido Anguera lo tomé, tras mucha deliberación, del apellido real del detective Flanagan, protagonista de reconocidas novelas juveniles creado por Andreu Martín y Jaume Ribera.

El resto son amigos y conocidos míos.

Soy consciente de mi poca destreza al escribir diálogos teatrales, pero tengo muchas historias que contar, en el formato que sea. Gracias por haber leído hasta aquí.

Gracias a mis amigos por el ánimo y a los demás por sus intentos de desestabilización. Especialmente a Esteban, por enseñarme el toque de la vergüenza y el toque de la honra.



[1] Protagonista de LA serie televisiva Twin Peaks, creada por Mark Frost y David Lynch, e interpretado por el actor Kyle MacLaghlan. A 74’95€ el pack completo en FNAC, oiga. (Y perdonen la publicidad pero si en el cine cobran por meter anuncios y se quejan de que no ganan dinero, no sé que tendríamos que hacer los escritores).

[2] “Hey, escuchad, ¿qué es lo que ha dicho Claudia? Creo que no lo he entendido. ¿Seríais tan amables de explicármelo? Je, je.”

[3] “Escucha, gracias de antemano. Je,je.”

[4] “¡Escuchad, esta noche a lo mejor tengo una relación sexual! Je, je.”

[5] La incorrección de esta frase es responsabilidad del propio personaje, que nadie se asuste por la salud ortográfica del escritor.

[6] Guiño a la novela “Rechicero” de Terry Pratchett. En ella se dice que el octavo hijo del octavo hijo de un hechicero será un hechicero elevado al cuadrado, un “rechicero”.

[7] “Je, je. MWAHAHAHAHA” (Risa cruel y malvada)