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lunes, 14 de septiembre de 2009

Monólogo de sueño y medio (1º premio de artículos teatrales 2009)

Tuvo que despertar para no ahogarse. Ese sueño tan vívido y atropellado lo estaba dejando sin respiración de lo rápido que pasaba, mucho más que cualquiera de sus viajes a alta velocidad. Al incorporarse se golpeó la cabeza contra un soporte de metal y sintió vergüenza de su propia fragilidad.

“Maldigo los sueños”, pensaba mientras trataba de vestirse en aquel cubículo lleno d estructuras metálicas en el que dormía. “Tan pronto estás tirándote a Christina Rosenvinge como arrastrándote de la cama al salón para cazar el desayuno”. Vivía en el viejo teatro, debajo del escenario. No podía quejarse de espacio, ya que tenía un salón bastante amplio, todo el patio de butacas. Muchas polvorientas, como él mismo, y con serios desperfectos en los revestimientos acolchonados que tenían, pero la mayoría de ellas aun servían para sentarse. De todas formas, hacía mucho que nadie lo ponía en práctica.

El fantasma estaba ya muy cansado de vivir allí. Por otra parte, su juego de cazar el desayuno había dejado de divertirle hacía unos años, desde que descubrió el último de los cadáveres restantes. No dudaba de que lo que había pasado en el teatro hacía tanto tiempo había sido algo horrible, pero el atroz hambre que sentía cada mañana le hacía desear que hubiese sido más sangriento, a favor de su despensa.

Jadeó, aun medio sumido en el sueño tan vertiginoso. ¿Qué pensaría Christina Rosenvinge si se enterase de que había sido objeto de la fantasía sexual de un fantasma de otro tiempo que se había alimentado de caramelos de muerte? Sintió vergüenza al imaginárselo, aunque no se arrepentía de haberlos comido. Al fin y al cabo, era algo suyo, y de nadie más, el haberse encontrado aquella sustancia viscosa solidificada en la puerta tras la cual yacían todos aquellos cuerpos, con la ventana abierta. La explicación más plausible que le encontraba era que el viento había ido soplando sobre los cadáveres, separando así los restos de “muerte”, y adhiriéndolos a la madera de la puerta. Y con un logrado sabor dulce.

“Además, qué más le da a nadie.”, razonaba para sí mismo, “si yo también estoy muerto. Algo tendré que comer”.

Mientras limpiaba el escenario, intentó por enésima vez en aquella eternidad quitarse de la mente la idea de que la razón por la que él era el único espíritu allí era porque los fantasmas de los demás muertos que se había comido lo estaban viendo representar la obra más larga y aburrida de la historia, y se reían. No habría final.

Carta ganadora del concurso de cartas de amor del foro de Meristation

Inocente como una bruja quemada el día de los inocentes, te veo cada noche sola, ante tu espejo mágico que sólo puede reflejarte a ti, maquillarte con delicadeza grandes lágrimas negras, exageradas, temblorosas como bailarinas, y acompañadas en tu cara por una roja nariz de payaso. Es la forma que tienes de exteriorizar tus penas, y no diré nada en contra, ya que jamás me atrevería a decirte nada, ni siquiera me atrevería a cruzar el umbral de tu ventana, en cuyo alféizar me paso las noches posado mirándote.

Sinceramente, a veces pienso que ya te sabes todo eso. No sé como, pero creo que, dada la fuerza y vehemencia de las cosas que me da por sentir a veces, algo se habrá colado hasta tu entendimiento. No sé qué puedes pensar. Si juego a adivinarlo por ti, nada bueno. Si juego a adivinarlo por ti basándome en las pocas veces que te he visto mostrar lo mejor que puedes ser (y no es poco), algo genial, para mí y para ti. Si soy realista, sé que es difícil. Pero al menos esta vez no es imposible. Echaba de menos (creo que nunca me había pasado de verdad) sentir algo más allá de la media por alguien que no es imposible pero es tan maravillosa como solo las imposibles saben ser. Sólo que tú no te esfuerzas por serlo, porque realmente está dentro de ti y no lo dejas salir con frecuencia. Por eso conocerte puede ser tan atrayente, como peligroso, como puede merecer la pena. Y en eso llevo ya un buen tiempo.

Sí, quiero idealizarte. Sé lo que me juego y los riesgos que conlleva, pero el sentimiento que nace al idealizarte, ese mismo al que tu encendiste la mecha, es superior a todo eso, y lo que importa es el fuego (camina conmigo) que siento y que quiero seguir sintiendo. Por ti, en estos momentos. Y punto. Quiero idealizarte, compartir contigo paseos invernales en los que también miraremos como el mar se come a la nieve, a la luz de tantos nombres que nos miran desde abajo, y a la sombra de los que ya no están, y al calor de las cosas que aún importan, como los comentarios sobre las cosas que aun importan.

Realmente no hay mucho más que decir, porque veo pocas posibilidades de que acabes leyendo esto y sintiéndote identificada, y no es probable. Tendrás que encontrarlo. Yo huyo y debo darme prisa si quiero llegar a tiempo para estar en tus sueños, pues sé muy de antemano que tú, hoy, como ayer, como todas las noches, estarás en los míos.

Y si no, un abrazo y cuídate.

Declaración de guerra

Yo también pongo mi vida al servicio de la ficción ad eternum. La realidad me queda un tanto lejana según me voy adentrando en las sombras de la narrativa para continuar con mi novela, y es por ella por lo que estoy aquí y por lo que voy a seguir estando. El desapego por la realidad me permite hacer cosas sin percibir realmente las consecuencias, y a partir de ahora tomaré las cosas como deberían ser y no como parecen ser. Y se supone que debería quererte por cómo eres y por lo que se supone que estás en mi vida, pero tal como estan las cosas si te quiero es porque me apetece y si no también, y asi debe ser empíricamente. Porque lo dice Promethea, lo dice Platón y lo dice el principio básico de la humanidad.

Al ponerme al servicio de la ficción lo hago bajo mis reglas de que todo es susceptible de ser reinventado y ninguna base es inamovible para construir una narración. Al igual que mis maestros Lynch, King, Moore, Pratchett, Kaufman y Oda, escribiré como crea que debo hacerlo y usaré las técnicas narrativas que considere oportunas. Y si no las hay, las invento. Pero siempre ateniéndome a tres reglas básicas fijas:

a) Cada átomo del Multiverso vive atrapado en el eterno retorno y forma un Uróboros interplanetario.
b) El bien y el mal existen y su lucha es la base de todas las historias, pero no existen de forma absoluta sino complementaria (insértese el símbolo del yin yang).
c) La imaginación y el romance son las herramientas de la creatividad. No podrás crear nada sin ellas. Y el romance es inherente y necesario para cualquiera. Para bien o para mal. Es imposible y poco recomendable vivir sin estar enamorado de algo.

z) Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

Epsilon) No es que los grupos de música como Love of Lesbian tengan una cámara en tu casa, es que a todo el mundo le van pasando las mismas cosas y por eso te identificas con sus letras. Ejemplo: Recuerdas que te dije: Soy un caso extraño, tan fácil y tan simple y no sé explicarlo.