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lunes, 14 de septiembre de 2009

Carta ganadora del concurso de cartas de amor del foro de Meristation

Inocente como una bruja quemada el día de los inocentes, te veo cada noche sola, ante tu espejo mágico que sólo puede reflejarte a ti, maquillarte con delicadeza grandes lágrimas negras, exageradas, temblorosas como bailarinas, y acompañadas en tu cara por una roja nariz de payaso. Es la forma que tienes de exteriorizar tus penas, y no diré nada en contra, ya que jamás me atrevería a decirte nada, ni siquiera me atrevería a cruzar el umbral de tu ventana, en cuyo alféizar me paso las noches posado mirándote.

Sinceramente, a veces pienso que ya te sabes todo eso. No sé como, pero creo que, dada la fuerza y vehemencia de las cosas que me da por sentir a veces, algo se habrá colado hasta tu entendimiento. No sé qué puedes pensar. Si juego a adivinarlo por ti, nada bueno. Si juego a adivinarlo por ti basándome en las pocas veces que te he visto mostrar lo mejor que puedes ser (y no es poco), algo genial, para mí y para ti. Si soy realista, sé que es difícil. Pero al menos esta vez no es imposible. Echaba de menos (creo que nunca me había pasado de verdad) sentir algo más allá de la media por alguien que no es imposible pero es tan maravillosa como solo las imposibles saben ser. Sólo que tú no te esfuerzas por serlo, porque realmente está dentro de ti y no lo dejas salir con frecuencia. Por eso conocerte puede ser tan atrayente, como peligroso, como puede merecer la pena. Y en eso llevo ya un buen tiempo.

Sí, quiero idealizarte. Sé lo que me juego y los riesgos que conlleva, pero el sentimiento que nace al idealizarte, ese mismo al que tu encendiste la mecha, es superior a todo eso, y lo que importa es el fuego (camina conmigo) que siento y que quiero seguir sintiendo. Por ti, en estos momentos. Y punto. Quiero idealizarte, compartir contigo paseos invernales en los que también miraremos como el mar se come a la nieve, a la luz de tantos nombres que nos miran desde abajo, y a la sombra de los que ya no están, y al calor de las cosas que aún importan, como los comentarios sobre las cosas que aun importan.

Realmente no hay mucho más que decir, porque veo pocas posibilidades de que acabes leyendo esto y sintiéndote identificada, y no es probable. Tendrás que encontrarlo. Yo huyo y debo darme prisa si quiero llegar a tiempo para estar en tus sueños, pues sé muy de antemano que tú, hoy, como ayer, como todas las noches, estarás en los míos.

Y si no, un abrazo y cuídate.

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